Leyla Ennouni
LEYLA ENNOUNI: SUSURRANDO A LOS CABALLOS.
En invierno la preparación de Guillermo Arizkorreta trabaja a medio
gas. 2013 fue un año duro para todos. Sus caballos ganaron 552.380 euros en
premios y ahora muchos de ellos descansan, pero Leyla Ennouni sigue acudiendo cada mañana a la cuadra para
comprobar que todo está en orden. Es la persona de máxima confianza de Guillermo
desde que, hace ahora siete años, ambos hicieron el viaje desde Newmarket a
Madrid.
Leyla Ennouni, en pleno entranamiento. |
TROTAMUNDOS
DEL TURF
Leyla nació en Bélgica -un país donde, como
sucede en España, el turf carece de pedigrí, a pesar de que allí nació también
el gran Christophe Soumillon-. De
niña ya montaba a caballo y, cuando decidió dejar los estudios, trató de
hacerse jocketta en Bruselas: “Era aprendiz en una cuadra y llegué a montar
en once carreras. Una vez estuve a punto de ganar, pero me faltaban cualidades
y la dieta era un problema”. Lejos de desanimarse, Leyla comenzó a trabajar
con Bob Waterloos, “el mejor preparador que he conocido en mi
vida”, asegura hoy. Con él aprendió el oficio de mozo. No le importaba
estar en segundo plano. No salir nunca en la foto de los ganadores. “Lo más importante para mí es el trabajo y
la humildad. Soy muy exigente conmigo misma”.
Cuando la crisis del turf flamenco se agudizó,
Leyla hizo las maletas, viajó a
Francia y conoció los hipódromos galos de norte a sur. Aprendió a susurrar a
los caballos, como el protagonista de la novela de Nicholas Evans llevada al cine por Robert Redford: “Aprendí con
un susurrador de verdad y me especialicé en domar potros. Se me dan bien los
caballos difíciles. No existe ninguna técnica; cuenta más la experiencia, la
confianza, saber que cada caballo es distinto, entender que te dice cuando le
miras. Los caballos de carreras son animales muy atentos, muy sensibles. Lo
aprenden todo muy rápido, tanto lo bueno como lo malo, y tú a la vez aprendes
de ellos”.
Con la experiencia acumulada en su equipaje,
en 2004 cruzó el Canal de la Mancha y se instaló en Newmarket, la cuna de las
carreras de caballos, una pequeña ciudad situada en el condado de Suffolk que vive solo
para el turf. Allí comenzó a trabajar con Luca
Cumani, el maestro italiano que se había doctorado con Henry Cecil; y allí fue donde conoció al donostiarra Guillermo Arizkorreta: “Él era assistent trainer de Luca. Yo solo era una más del equipo.
Newmarket es el mejor centro de entrenamiento que hay en toda Europa, pero
tiene un problema: el tiempo es muy malo y la ciudad muy gris. Cuando Guillermo decidió volver a España para
entrenar, me propuso acompañarle para domar los potros que iban a llegar.
Quería cambiar de país y le dije que sí”.
UN TANDEM
GANADOR
En efecto, en 2006 Guillermo Arizkorreta, animado por Felipe Hinojosa y José
Hormaeche, que acababan de crear la Dehesa Milagro, emprendió su carrera
como preparador en España. Leyla le
acompañó en la aventura. Sin saber más de cuatro palabras en castellano, se
presentó en Madrid, hizo un curso intensivo para aprender el idioma y se puso a
trabajar: “Al principio solo tenía dos
caballos. Y estábamos Guillermo y yo. No había nadie más en la cuadra, pero
sabía que pronto tendríamos más ejemplares y el hipódromo me encantó.”
Los caballos fueron llegando. Y además eran
buenos: Lourival, Gintonic Doble, Le Feu du Ciel, Adjugé, As de Trébol, Ariete Arrollador, Indiano,
Kurdo… Los triunfos aumentaban cada
año, igual que el número de pensionistas: “En
la actualidad tenemos sesenta ejemplares y hay veinte personas trabajando en la
cuadra. Empezamos temprano, casi de madrugada, revisamos cada caballo y asignamos
la tarea de los mozos -siempre hay caballos que se entienden mejor con unos que
con otros-. Mi trabajo consiste en supervisarlo todo: vendas, filetes,
medicaciones… Guillermo se ocupa de gestionar
las matrículas y viajes, y de ver la evolución de cada caballo. También se
encarga de atender a los propietarios y de buscar algunos nuevos. En eso es muy
bueno”.
Leyla siente predilección por
determinados caballos: “Mi preferida es Chacarita porque tiene mucha personalidad.
Pero nuestra mascota es Liniberto; se
ha ganado el respeto de todos, igual que Bilbo.
Aunque no tienen mucho físico, lo dan todo cuando se ponen a correr. El pobre Bilbo entrenaba con As de Trébol y siempre llegaba con la
lengua fuera, asfixiado. Otros, en cambio, no te dan nada. Felipe el Hermoso, por ejemplo, era muy listo y no le gustaba galopar.
Pero el caballo más especial que he conocido ha sido Ayanz. El primer día que lo monté, cuando llegó a la cuadra después
de ganar para Mauri Delcher el Opcional, me pareció que estaba frito. No iba
nada. Se pasaba los días entrenando sin ganas. Hasta que una mañana, de pronto,
nos pasaron dos caballos, estiró las orejas y se fue a por ellos como una
fiera. Resulta que era un pasota. Solo galopaba de verdad cuando lo necesitaba”.
Enseñando a Gorseheta a entran en los cajones |
EL PRESENTE
2013 fue un buen año para la cuadra. Rilke ganó el Derby y Navarra el Oaks. Hubo 55 victorias
–casi una por caballo, una por semana-. Pero faltó algo: “Un gran premio de viejos, tal vez. La temporada estuvo bien aunque tampoco
fue para tirar cohetes. Rilke,
después del Villamejor, estaba como nunca, pero tuvo la mala suerte de que se
acabó la temporada. Es otro de esos caballos especiales. De potro no sabía
respirar, pero ya se notaba lo potente que era. Y Navarra es de lo mejor que tenemos en la cuadra. No me sorprendió
que ganase el Oaks”. Con los potros pide cautela. La preparación tiene fama
de ir despacio con ellos, pero reconoce que le encanta Norma: “Es propia hermana de Moss. Es mi niña mimada”.
En 2014 Leyla
espera disfrutar de nuevas victorias, pero de nuevo en segundo plano, casi
invisible. Por sorprendente que parezca, esta viajera del turf se ha hecho
sedentaria en Madrid: “Aquí estoy muy
contenta. La calidad de vida es mejor que en Inglaterra. Es increíble tener un
centro de entrenamiento a solo cinco minutos del centro de la ciudad. Aunque el
turf en España está muy lejos. No entiendo que este hipódromo, que es una
preciosidad, no se llene cada domingo. Hay que hacer una gran labor de
marketing para traer a la gente a las carreras. En Inglaterra, por ejemplo,
entrar al hipódromo es gratis o se paga una cantidad simbólica”.
Cuando llegó a Madrid, Leyla Ennouni sabía muy poco del turf español. Ahora lo conoce casi
todo. Sabe incluso –porque los más veteranos se lo recuerdan- que a principio
de los años 80 brilló en el hipódromo una yegua de gran clase llamada,
precisamente, Leyla.
Enero de 2014 (publicado en A Galopar)
Carlos Guiñales
Muchas veces parece que el turf es deporte de hombres... pero las mujeres que hay pisan fuerte!.
ResponderEliminarA mi me pasaba cuando iba al hipódromo, que las chicas que había eran "hijas de...", "novias de...", pero muy pocas íbamos como verdaderas aficionadas!
Me ha encantado esta historia... una mujer VALIENTE, que deja su tierra, y se hace un hueco en el mundo de las carreras! :-)
Saludos!