Más allá del paddock
El tweet cayó como una losa. No me lo esperaba. Algunos se agarraban a la posibilidad de que se tratase de una inocentada, pero yo sabía que eso no era posible. Julio nunca hubiese bromeado con un asunto tan serio. La decisión estaba tomada. Conozco a Julio y Fernando desde principios de los años 90, cuando me animé a participar en el concurso de pronósticos de prensa y radio. En aquella época hacía mis prácticas en pequeños medios de comunicación al tiempo que estudiaba Periodismo en la UCM. La calle Lérida donde se imprimía Recta Final estaba a mitad de camino entre la Facultad y mi casa, así que cada martes a mediodía les hacía una visita, leía con detenimiento los partants del domingo e intentaba afinar mis pronósticos (generalmente fallidos), mientras observaba cómo trabajaban a toda velocidad para poder tener la revista en la calle cuanto antes. Un día, armado de valor, me ofrecí a echarles una mano. Fernando me señaló con ironía el lugar dónde estaba la escoba. Des