Rafael Rojano.

RAFAEL ROJANO: EN BUSCA DEL CABALLO PERFECTO.

Rafael Rojano suele acudir al hipódromo de la Zarzuela cada miércoles. Se sitúa a pie de pista y observa el galope de los caballos. No lleva cronómetro, tampoco hace tablas y jamás apuesta. Simplemente observa: sus prismáticos son como una lupa que escudriña cada detalle. Hace siete años creó la Agencia Stamina Turf y se lanzó a la captura del caballo perfecto.

PRIMERO, LA AFICIÓN.

Nació con un programa de carreras bajo el brazo. Sus padres iban al hipódromo cada domingo y con cuatro o cinco años ya les decía a cuáles debían apostar. Hyscotoa y La Casta fueron sus primeros caballos predilectos, aunque el primer golpe serio lo asestó a los trece años al pronosticar la gemela Monet-Campanil del insólito Gran Premio de Madrid de 1991 (¡qué tiempos: 23 caballos tomaron la salida!): “Me tocó vivir la época de rivalidad entre Alborada y Madrileña, aunque yo admiraba a Canaletto, de la cuadra Puerto Rico. Pero un día, cuando iba a disputar el Gran Premio de Madrid, recuerdo que llamaron a mi padre y le dijeron que el caballo se había lesionado. No tenía solución y fue sacrificado. Aquello me impactó muchísimo”.

A mediados de los años 90, su padre compró una yegua, Garúa, y los colores de Rojano debutaron en el hipódromo. Fue un desafío a la coyuntura, porque La Zarzuela se desmoronaba: “Después de treinta años de afición, decidió hacerse propietario. Garúa no llegó a ganar pero nos divertimos mucho. Compramos tres yeguas de Alborada y dos potros en Deauville. Pero La Zarzuela ya no existía. Tuvimos que irnos a San Sebastián y a Francia para poder correr”.

EL NACIMIENTO DE STAMINA.

Cuando las carreras regresaron a Madrid, hacía tiempo que Rafael había terminado sus estudios de empresariales y dirigía el servicio de atención al cliente de una compañía. La idea de crear una agencia especializada en turf surgió después de numerosas reuniones con Gonzalo de la Peña: “Él es veterinario y yo había viajado mucho por Europa, donde ese tipo de negocios son frecuentes. En teoría es una asesoría, pero en la práctica es mucho más. Hacemos gestiones de todo tipo, pero lo más bonito –y también lo más complejo- es aconsejar la compra de yearlings. Sobre todo porque la experiencia me ha demostrado que el yearling perfecto no existe. Los caballos solo pueden alcanzar la perfección cuando crecen y maduran”.

Rojano dirige ahora Stamina en solitario. En una mañana corriente, atiende varias llamadas de Francia, Inglaterra y España mientras revisa catálogos y actualiza su cuenta de twitter. Asegura vivir para el turf las 24 horas del día: “Ofrecemos trabajo, independencia y discreción. Aportamos un valor añadido cuando recomendamos la compra de un caballo”.

EN LA SUBASTA.

En la adquisición de un yearling confluyen la ciencia, el azar y la intuición. Comprar en una subasta –y cierta liturgia así parece recordarlo- no deja de ser un acto de fe. Rafael Rojano acude cada año a las más importantes de Europa: “El primer feeling se produce cuando el potro sale del box. Me gusta que se mueva con naturalidad. Luego hay que contar con la opinión del propietario o el preparador. Yo soy muy crítico. Exijo mucho a los papeles y al físico. Si tuviese que elegir, sería capaz de comprar un yearling de origen desconocido, pero nunca me atrevería a comprar un yearling sin verlo. El pedigrí es solo el punto de partida”.

Algunas adquisiciones le avalan. You or no One (Memorial de 2009), costó 21.000 euros en Arqana; Ayanz (Derby y Memorial de 2011) no llegó a 30.000 en Tattersalls: “Ambos estaban en la lista que nos habían dado los propietarios, pero en el caso de Ayanz teníamos un dilema: la parte superior era perfecta; la inferior, no tanto. Y además era hermano de Sarasate, que resultó ser muy delicado. El propietario decidió asumir el riesgo y salió bien. Es uno de los mejores caballos que he visto correr en España. Carecía de medios, pero era todo corazón y clase. Espero que tenga suerte en la yeguada”.

Ayanz ganó el Derby y el Memorial antes de lesionarse. Ahora ejerce como semental.


Otras compras son excepcionales. Ercolini (Valderas de 2010), por ejemplo, fue comprada por Stamina siendo un foal. “Era una enana, pero nos encantó cuando la vimos en el paddock de Goffs. Su propietario pagó solo 5.500 euros por la canija y al año siguiente la vendió por 26.000 en la subasta de Milagro,”. Pazifiksturm (Mijas  Cup, GP. de Casablanca y Copa de Oro de 2011) llegó a la cuadra Martul después de “un viaje muy divertido a Baden Baden en compañía de Fernando Martín y Ángel Ímaz, el padre de Ana. Queríamos ver otros hijos de Samum, pero Pazifik nos entró por los ojos y fuimos directos a por él”. A Fortun (Derby de 2012), en cambio, no lo quería nadie: “Lo compramos a dos años, todavía sin domar, por 7.500 euros. Era hermano de El Incendio, un gran caballo con malísima suerte, de quien hemos adquirido un propio hermano también para la cuadra La Toledana”.

SOBRE CLASICOS Y SEA THE STARS. 
Arkaitz, ganador de Poule, Nacional y Derby.
Imagen: Cortacabeza.wordpress.

Arkaitz, Ziga, Cántabro, Esquilero y Diego Valor son algunos de los tres años en cuya compra ha tomado parte: “Estoy muy orgulloso de ellos. Ziga es algo justa de físico pero tiene muy buen origen. El cruce de Arkaitz fue una recomendación personal; creo que si solo se remató en 15.000 euros fue porque el día de la subasta se presentó con un testículo subido y el rumor desanimó a posibles compradores. Diego Valor fue, sobre todo, una apuesta personal de Jesús Fernández Mur, que pagó por él 28.000 euros en Arqana en una subasta donde también compramos a Cántabro. El potro nos encantó y Javier Aznar, propietario de la cuadra Bering, hizo un gran esfuerzo para adquirirlo. Si es solo para correr en España, existe una línea razonable que no conviene cruzar. Soy el primero en aconsejar a un propietario cuando se debe abandonar una puja”.


El día previo a la última subasta de yearlings de 2013, en Tattersalls, Rafael Rojano y Javier Aznar se dieron “una auténtica panzada” al ver y examinar un total de 72 potros. El propietario de Bering acabaría comprando dos yearlings, hijos de Vale of York y Yeats. A Rojano le gustó mucho un hijo de Sea the Stars y Funkseker y llamó a Luis Sánchez Marco, de la cuadra Quinto Real, a quien la propuesta pareció sonarle a broma. El día de la subasta decidieron centrarse en objetivos más asequibles, al menos en teoría, pero no hubo suerte. Apareció entonces el hijo de Sea the Stars: “48.000 guineas a la una…a las dos…”. Rojano le hizo una foto y se la envío por el móvil a Sánchez Marco. “Uhm… Dale una puja”, contestó al otro lado del teléfono. Y no hubo más. “Adjudicado en 50.000 guineas a Stamina Turf”, anunció el subastador. Es el primer hijo del crack irlandés que llega a España.

Febrero de 2014 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales

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