Olindo Mongelluzzo

OLINDO MONGELLUZZO, EL AMIGO DE NOOZHOH CANARIAS.

Olindo Mongelluzzo se encontraba en el box de Corazón Canarias, la hermana de Noozhoh, cuando de repente la potra se asustó, él se giró y acabó golpeándose contra el pesebre. Resultado: una costilla rota que le ha obligado a guardar reposo durante un par de meses. Como Noozhoh, ha pasado el invierno descansando, preparándose para una temporada ilusionante.


Mongelluzzo, con Noozhoh Canarias, a principios de 2014.

EL GIMNASTA DE LA MOSSELLE.

Olindo llegó a España en 1985. Tenía 27 años. En Francia estaba bien considerado, montaba para una preparación ilustre, la de François Boutin, pero no era el primer jockey. Su trabajo, sobre todo en los grandes premios, era el de un gregario: “Salvo en el Arco del Triunfo, monté en todas las carreras de Grupo I de Francia, pero casi siempre lo hacía para que ganase Cash Asmussen.” Y él, como deportista, también quería ganar. Lo había demostrado desde muy joven. En su adolescencia había sido uno de los mejores gimnastas de Francia, pero al final el turf pudo más: “Nací en un pueblo de La Mosselle. Mi madre era francesa, pero mi padre era italiano y le gustaba mucho apostar a los caballos. Me inculcó la afición”. Flexible y ligero como era, cambió el potro de gimnasia por el potro de carreras, se convirtió en aprendiz a las órdenes de Boutin y logró su primera victoria en 1977: “Fue inolvidable. Boutin y yo viajamos en avioneta hasta Vichy. Lo celebramos con el mejor champagne”. En nueve temporadas ganó cerca de 200 carreras, pero ninguna de la máxima categoría. Los mejores caballos de Niarchos y Lagardére siempre eran para Cash… Fue entonces cuando recibió una llamada de España.

DE COLORES A ROYAL GAIT.

El plan consistía en viajar a Madrid por la mañana, montar en un par de carreras y regresar a Francia para el almuerzo. “Eran dos caballos de Bonifacio Vergara. Fui tercero con Tacal y gané con Colores una carrera sobre mil metros. Bonifacio me ofreció quedarme un tiempo y probé, pero tenía pocos caballos y los demás preparadores apenas me daban oportunidades. No sabía qué hacer. Hasta que, en apenas siete días, gané el Valderas con Caruchita y el Cimera con Pepes. A partir de entonces todo cambió. Boutin me dijo que no podía darme mejores montas y decidí quedarme en España”.



Ganando con Caruchita el Comunidad de Madrid en 1985.
Imagen: Amigos del Moyate.

Buen estratega en la pista, fue ganándose la confianza de los preparadores: “Estudiaba no solo a mi caballo sino también a los rivales. Repasaba las actuaciones de todos para saber cómo podía desarrollarse la carrera”. Además se entendía muy bien con los potros -Dom Alain, Primer Amor y Lusitana se convirtieron, bajo sus manos, en líderes de sus generaciones- pero hay dos carreras que significaron mucho para él: “La Copa de Oro, con El CriCri, porque fue la primera vez que mi madre me veía ganar en España; y la Copa del Rey, con Akalarre, porque Don Juan Carlos en persona me entregó el trofeo”.

Pero, sin duda, la carrera que todo el mundo le recuerda se disputó en París en la primavera de 1987. Un 4 años muy atrasado, Royal Gait, desafiaba a los mejores stayers europeos en el Premio Cadran: “Iba último, detrás del caballo de Niarchos, en la falsa recta me acerqué a los primeros y los pasamos a todos. Fue fantástico batir a los mejores jockeys”. El ganador pagó 36 a 1, pero Olindo no volvió a montar al caballo de Pereira en Europa. En el Royal Oak, con Gibert, el caballo fue segundo; en la Copa de Oro de Ascot, con Asmussen, le distanciaron de forma incomprensible. Su deuda con Francia, al menos, había quedado saldada. Por fin lucía un Grupo I en su palmarés.

LOS AÑOS DIFÍCILES.

Cuando el hipódromo de La Zarzuela echó el cierre, volvió a dudar. ¿Regresar a Francia o esperar su reapertura?: “Tuve una buena oferta de mi país, pero acababa de casarme, mi mujer estaba embarazada, teníamos la casa casi pagada. Al final me quedé, pero fueron años duros. Si me ofrecían montar en Sevilla, en Mijas o en San Sebastián, yo exigía que por lo menos me pagasen el viaje. Y muy pocos lo hacían”.

Tenía 47 años cuando las carreras regresaron a Madrid. Cansado de esperar, había colgado la fusta. Trabajaba en la Venta de la Rubia con José Simó: “Llegamos a tener 30 caballos. Después mi amigo Yan Durepeire se instaló en La Zarzuela y me fui con él. Nos conocíamos desde niños porque su padre había sido la mano derecha de Boutin. El primer año teníamos 3 caballos. Cuando volvió a Francia había 60 en la cuadra”.

La marcha de Durepeire le dejó sin trabajo. Dos años en el paro y vuelta a empezar, esta vez con otro preparador que se abría paso en Madrid, Enrique León: “Pronto hará dos años que estoy con él. Cuando llegué solo había 6 caballos. Ahora tenemos 25”.

NOOZHOH CANARIAS. CABALLO DE ENSUEÑO.

Los éxitos de Bellaside y Cielo Canarias llamaron la atención de todos sobre el buen hacer de Enrique León y la cuadra Bolaños. Mongelluzzo, siempre discreto, se limitaba a hacer su trabajo: galopar cada mañana a los caballos y transmitirle sus sensaciones al preparador: “Lo mejor de Enrique es que sabe escuchar a los profesionales. Ha formado un gran equipo. A los caballos no les falta de nada”. Y habla de sus preferidos: Cielo Canarias, porque es un reloj; Camuray, porque es un ángel; y Robinson, un dos años hijo de Hold that Tiger, porque tiene un físico impresionante”.

Pero al hablar de Noozhoh Canarias, su caballo, todavía se restriega los ojos: “Era un yearling un poco raro cuando llegó a la cuadra, más bien chiquitito, algo nervioso y con los ojos muy blancos. Se asustaba por todo, pero en el fondo era cariñoso. Cuando empezó a correr se transformó. Y de las vacaciones ha vuelto mejor que yo. Ha crecido y tiene más fuerza. En los galopes siempre tira un poco, pero cuando le pides tiene un cambio de ritmo impresionante y pasa a cualquier caballo que vaya por delante. Soy francés y me haría mucha ilusión correr la Poule d’Essai, pero también me gustaría ir a las Dos Mil Guineas. Nunca he estado allí”. 


Con Corazón Canarias, la hermana de Noozhoh
Corazón Canarias, la causante involuntaria de su lesión, sigue siendo un poco asustadiza. En eso le recuerda bastante a Noozhoh: “Tiene un carácter parecido, pero su físico es distinto. Es una hembra y se nota. Ya está entrenando, pero vamos despacio con ella”.


Los grandes retos se acercan. Mongelluzzo acaricia a Noozhoh y responde: “¿Por qué nunca he sido preparador? Uhm… No sería bueno para mi tensión”.


Febrero de 2014 (publicado en A Galopar).


Carlos Guiñales

Comentarios

  1. Me ha encantado esta entrada. Admiro mucho a este hombre. Seguro que Noozhoh echa de menos sus mimos!
    Saludos!!!

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