Fernando Pérez

Fernando Pérez, antes y después de Sir Andrew

Fernando Pérez llevaba cuarenta años de plena dedicación al turf cuando un potro “que parecía un burro” llegó a su cuadra. El potro, llamado Sir Andrew, acabó convirtiéndose en uno de los mejores caballos de carreras jamás entrenados en España y cambió la vida de Fernando… al menos por un tiempo. El killo vuelve a ser hoy un preparador humilde con solo 7 caballos en sus boxes y la esperanza de encontrar algún día a un nuevo Sir Andrew.



ANTES DE SIR ANDREW

Fernando Pérez pasó 22 años en Canarias, donde se casó y tuvo dos hijas isleñas, Patricia y Laura, pero le gusta recordar que es sevillano y bético, nacido en la barriada Elcano, a solo cinco minutos del hipódromo de Pineda, y que fue allí donde el killo enamoró del turf: “De pequeño me escapaba de casa para ir Pineda a ver las carreras. Y en verano iba con mis padres a Sanlúcar y veíamos las carreras en la playa. Me gustaban tanto los caballos que con 16 años -corría 1976- me vine a Madrid yo solo y entré en la cuadra de Ceferino Carrasco Ñolo. Recuerdo que todo era trabajo, trabajo y más trabajo y que echaba de menos a la familia y a mis amigos. Debuté como aprendiz el mismo día que José Carlos Fernández y llegué a montar en unas 120 carreras. Nunca pude ganar pero conseguí bastantes colocaciones. También estuve con Jesús Méndez y su hijo, donde teníamos caballos de Mendoza, los hermanos Agulló y Dos Hermanas. Había muchos caballos en el hipódromo y fue una etapa muy bonita, pero me tenía que sacrificar mucho para montar, sufrí un par de malas caídas y le cogí algo de miedo”:

El killo pasó 7 años en La Zarzuela, regresó a Sevilla y poco después -año 1983- emprendió su larga aventura en las Islas Canarias: “Vi que muchos caballos iban a correr allí y decidí embarcarme. Recuerdo que el viaje por mar duró tres días y fuimos con 20 caballos en el barco. En Gran Canaria corríamos en pequeñas pistas de 500 metros con purasangres y algunos cruzados. Al principio decía que nunca montaría en asfalto, pero luego le fui cogiendo el gusto. Los caballos llevaban herraduras especiales para que no sintiesen el terreno duro. En Canarias gané como jockey 3 carreras oficiales y unas 500 no oficiales y allí coincidí con Cristóbal Medina, Paquito Jiménez, Marino Moreno, Antonio Sánchez y muchos otros. En 1999 se inauguró el hipódromo de Santa Lucía, un proyecto muy ilusionante, pero faltó apoyo político y no llegó a consolidarse. Andrés Ramos Covarrubias, que luchó mucho por ese hipódromo, terminó cansándose y, cuando regresó a la península, yo también lo hice”.

Su amigo Andrés se quedó en Madrid. El killo se fue a Lasarte. Sí, un sevillano en el norte. Y con Román Martín: “Le conocía desde que era jockey y me había batido en un par de llegadas. Recuerdo que le decía a Andrés: no me voy a ir con Román, que sé lo desaborío que es y tiene un carácter que no va conmigo, que soy un tío alegre. Pero al final estuve 6 años con él y fue una etapa maravillosa. Román conocía muy bien el turf francés y me enseñó mucho. Disfruté con caballos muy buenos como King of Cry, Flying Blue, Valiant Wings, Xapoteco o Tunduru. Ganamos la estadística en San Sebastián y en Francia ganamos en listed y nos colocamos en carreras de Grupo”.

SIR ANDREW

Fue Andrés Ramos Covarrubias quien le animó a sacarse la licencia de preparador, aunque ya lo había sido en Canarias: “Andrés era como un hermano para mí. Me confió a Revolaina y a Rolandino, y ganamos con ambos. Y después a Flying Blue, que ganó grandes carreras. Más tarde empezaron a llegarme caballos de otras cuadras, Como Negrete, que hizo una gran campaña a pesar de los problemas que arrastraba, y Turrialba, que venía de Mijas y era un caballo espectacular”.

Con pocos caballos en sus boxes, el killo obtenía buenos resultados pero no podía competir con las grandes cuadras. Un día la Angel Jordán le confió un potro que había sido criado por Covarrubias, en cuyo honor había sido bautizado como Sir Andrew: “Era hijo de Polan y High Zaff. A Polan lo conocía bien. Sin los problemas que tuvo en la doma, habría ganado algún Grupo. Tenía fatal una rodilla y aun así fue capaz de ganar en listed. Solo tuvo dos hijos porque, después de fallecer Andrés, la persona que se quedó con él lo castró por el carácter que tenía, aunque se le advirtió que no lo hiciese. El propio Andrés nos había dicho, antes de morir, que Sir Andrew sería muy bueno por su origen y lo bien hecho que estaba”.

Lo que Fernando Pérez no imaginaba es que acabaría siéndolo tanto: “De potro lo montaba yo y al principio pensaba que era el burro de la cuadra, pero con los trabajos empezó a despertar y me di cuenta de su potencial. En el box era un cabrito, pero era duro como él solo, nunca tuvo el más mínimo problema. Cuando debutó en Lasarte, solo le dije a José Luis Martínez, que no lo había montado nunca: ten cuidado al salir de cajones, que se tira a morder al de al lado porque no quiere que lo pasen. Sabía que si doblaba bien la curva debía ganar y lo hizo en un cánter. Los propietarios no querían correr reclamares en Francia y fuimos directos al Critérium de Burdeos, donde quedamos a un cuello de una yegua de Al Maktoum que había costado 500.000. Su primera victoria en Francia llegó en Toulouse. Le dije a José Luis que le dejase correr sin tirar de él porque eso no le gusta y batió al favorito sin tocarlo. Después lo llevamos a París a correr el Djebel, un Grupo III donde quedó tercero a cuerpo y medio del ganador de la Poule francesa. En la Poule lo matriculamos con un poco de miedo, Peslier me decía que estábamos locos. Pero corrió y acabó quinto, aunque con un mejor recorrido podía haber estado entre los tres primeros. Fuimos al Jean Prat, otro Grupo I, donde José Luis no lo pudo montar y elegimos a Ioritz Mendizábal. También tuvo mala suerte en el recorrido, pero el rush final fue espectacular y acabó tercero”.

Las ofertas por Sir Andrew empezaron a sumar muchos ceros. Fernando Pérez tenía asumido que, antes o después, tendría que desprenderse del caballo: “Ya después de la Poule hubo ofertas tentadoras. Convencí al propietario para que esperase porque estaba seguro de que se iba a revalorizar aun más, pero llegó una oferta 800.000 y el propietario aceptó. Lo entendí: un golpe, un cólico o una lesión y te has quedado sin caballo. El día que Sir Andrew se fue lloró toda la familia, pero después hemos seguido todas sus carreras con ilusión. El caballo se fue muy entero a Hong Kong, donde ha ganado tres millones de euros, incluyendo dos grupos I y ha sido 2º y 3º de la Hong Kong Mile. Esto quiere decir que hicimos bien las cosas”.




DESPUÉS DE SIR ANDREW

La venta de Sir Andrew dejó a Ferando Pérez con solo 4 caballos en sus boxes, pero su prestigio como entrenador había crecido y pronto llegaron más ejemplares, sobre todo de Alisares y Jayjo: Garmar, por el que nadie daba un duro, ha ganado 50.000 euros. Desde el primer día le dije al propietario que sería muy divertido en blando y nos ha dado la razón. Fue una etapa buena, llegué a tener cerca de 20 caballos y 4 mozos trabajando en la cuadra, pero después de un año muy bueno llegó uno malo. Tuvimos la mala suerte de que muchos caballos eran buenos en pista blanda y el año pasado no llovió nada, además uno de los potros tuvo una mala experiencia en los cajones y la relación con el propietario -del que sigo siendo amigo- empezó a ir peor profesionalmente y al final decidió apostar por otro entrenador”.

Al final de la pasada temporada, el killo se quedó solo con tres caballos, Dansila, La Herrería y London Calling. Ha pasado un invierno duro intentado rearmarse: Ha llegado Alejandría, una yegua que tuvo una lesión de cadera y necesita tiempo, pero estoy muy esperanzado con ella. Dansila tuvo una grave lesión, estuvimos un año recuperándola y la cuadra Arco ha tenido mucha paciencia. Fue una gran alegría verla ganar de nuevo este invierno. También tengo a Quantic Blue, un 2 años hijo de Flying Blue y cuya madre es hermana de Sir Andrew. Peñalara (Caradak y Little Messi) es una potra de doma con la que estoy muy ilusionado. En Constantina (Mr Sidney y Cuittled) tengo puesta mucha fe. Arminio corrió recientemente para que vaya clasificándose en carreras. Y North Sentinel es un 3 años que me llegó de la cuadra Altamira y creo que será muy divertido”.

En todos ellos busca Fernando Pérez algún detalle que le recuerde a Sir Andrew. Como él mismo dice: “Ahora toca levantarse y seguir”.

Marzo de 2018 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales
















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