Amigos del Moyate

PEPE SÁNCHEZ Y LOS AMIGOS DEL MOYATE. EL TURF EN LA SANGRE.

Los Moyates, junto a Teo Callejo y Crocquevieille.
El primer recuerdo nítido de Pepe Sánchez en el hipódromo de La Zarzuela es el Gran Premio de Madrid de 1958. Ganó Terre de France, de José Luis Carrera, montada por Antonio Balcones y entrenada por Jesús Méndez, a cuyas órdenes trabajaría desde el año siguiente como primer mozo Jacinto Sánchez, precisamente el padre de Pepe, iniciando la cuadra una racha formidable de victorias -con Wildsun, Nembutal y Nertal, todos de Ramón Beamonte- en la carrera magna de primavera. Años después el hermano mayor de Pepe, Jacinto, siguió los pasos de su padre como primer mozo; otro hermano, Mariano, se hizo aprendiz. Él, en cambio, se hizo electricista, pero nunca desde entonces ha dejado de asistir a las carreras como aficionado. Hasta que ahora, 56 años después de ver ganar a Terre de France y casi sin quererlo, se ha convertido en propietario. Y todo porque, en el fondo, “los caballos han sido mi vida”, resume en una frase.

HISTORIA DE DOS GENERACIONES.

Pepe es el socio de más edad de la cuadra Amigos del Moyate, pero la culpa de esta aventura la tienen los jóvenes: su hijo José, Óscar Blázquez y Luis Alberto Martín. Los tres son amigos desde niños y le animaron a unirse a los moyates, como se llamaban amistosamente entre ellos. El padre de Óscar es Segundo Blázquez, quien también fue mozo y jinete de carreras de vallas; y el padre de Luis Alberto trabajó a las órdenes de Román Martín, así que los tres crecieron prácticamente en el hipódromo: “Vivíamos en las casas que había en La Zarzuela –rememora Óscar- y estábamos siempre rodeados de caballos. Cuando era niño, mi padre trabajaba con José Luis de Salas y me impresionaba estar al lado de campeones como Akelarre o Primer Amor. Tenía 15 años cuando La Zarzuela cerró, seguimos viviendo allí unos años más, pero al final nos tuvimos que marchar. En ningún sitio he vivido mejor que en el hipódromo”.

Luis Alberto fue un poco más lejos y se convirtió en jockey: Román Martín me enseño a montar. En aquella época llegué participar en quince carreras, pero tenía problemas con el peso, el hipódromo cerró y lo dejé”.

Terre de France, ganador del Gran Premio
de Madrid en 1957, primer recurdo hípico
de Pepe Sánchez, en una de las fotos que
podemos encontrar en la web de
los Amigos del Moyate.
Con la reapertura, los moyates volvieron a engancharse. Promovieron una cuadra multipropiedad de ocho o nueve socios, compraron a Cuba y disputaron con ella tres carreras, pero la sociedad se disolvió pronto: “El resto de socios se quedó con la yegua. Nosotros nos quedamos con el nombre de la cuadra –Amigos del Moyate- y los colores –blancos y amarillos- para más adelante”, recuerda Óscar Blázquez, quien precisamente por aquella época ya andaba enfrascando en su otra gran pasión, la fotografía, y cada domingo registraba, cámara en ristre, todo lo que sucedía en el hipódromo. Crearon la web (www.amigosdelmoyate.es) que alimentaron con las fotos del presente aportadas por Óscar y las imágenes del pasado conservadas por Pepe Sánchez: “Tenía bastantes de mi propia familia, pero la mayoría pertenecían a un aficionado que murió hace unos años. Habían estado guardadas en el maletero del coche de un amigo suyo y se encontraban en muy mal estado. Las estamos restaurando y digitalizando poco a poco para subirlas a las web. Conocemos a mucha gente en el hipódromo y seguimos recopilando fotos de mundo”. Óscar Blázquez calcula que poseen más de un millar de viejas instantáneas, lo que convierte su colección en un archivo fotográfico apasionante para cualquier aficionado al turf, un patrimonio histórico que merece la pena visitar.

Cada semana, de hecho, encontramos viejas imágenes nuevas para nosotros: “Me da mucho trabajo –dice Pepe- pero es rara la semana que no subo alguna foto. Solo fallo cuando se corre Arco del Triunfo, porque desde hace nueve años siempre vamos a verlo”. Ese día es especial para los moyates, que mantienen una buena amistad con Luis Alberto Urbano y el jockey Christophe Lemaire: “Nos tratan fenomenal. Siempre nos regalan entradas. Allí los caballos no sudan. Entran solos en los cajones”, relata Pepe con cierta fascinación. “Es el único día al año que me pongo corbata”, sintetiza su hijo José.

AL FIN, PROPIETARIOS.

Luis Alberto Martín, ganando con Corcubión.
El 6 de abril de 2012 los moyates se fueron a Mijas. Ese día Luis Alberto Martín reaparecía montando a Corcubión en una carrera para jinetes aficionados. “Gracias a Lopera, Manuel Pereira nos alquiló el caballo para la carrera”, recuerda Óscar. Corcubión, con Luis Alberto enfundado en la chaquetilla blanca y amarilla, ganó por algo menos de un cuerpo rematando por el exterior: “Lo había pasado muy mal porque me tuve que quitar muchos kilos, pero fue una alegría tremenda. Mereció la pena”. Óscar lo resume así: “El día más feliz de todos. Como amigo y como propietario, no se puede pedir más”.

Luis Alberto ha montado poco desde entonces, pero hace tiempo que trabaja en la preparación de Teodoro Callejo: “Conozco a Dromeos desde que entró por la puerta de la cuadra. Venía de Francia. Era muy renegado y con mucho carácter, así que tuvimos que trabajar bastante con él, pero cuando Teo me dijo que estaba en venta, no lo dude, se lo propuse a Óscar, Pepe y José, y volvimos a montar la cuadra. El caballo ha madurado mucho desde entonces”. Los resultados lo confirman. Dromeos, que era maiden, ha corrido cinco veces con los colores de Amigos del Moyate, una sociedad en la que también participa Teo Callejo, siendo dos veces primero y tres veces segundo: “Ha corrido cinco hándicaps y ha hecho buena caja –dice Óscar-. Sabíamos que iba a mejorar a cuatro años y subirá de valor en el futuro. El trabajo de Teo está siendo fantástico”.

Después de una de sus victorias, Luis Alberto se enteró de que otro de los caballos de la cuadra, Dos Tumbos, también había sido puesto en venta: “Vino de rebote. Estábamos eufóricos y nos lo quedamos. Es un caballo que tiene dinero. Se ha colocado las tres veces que ha corrido con nosotros. La cuadra está teniendo poco gasto y bastante beneficio”.

El último en llegar ha sido Hidden Fire, caballo que comparten a medias con otra propietaria: “Viene de Noruega, donde corrió en pistas difíciles, y estamos enseñándole a galopar mejor. Vamos a ver si nos divertimos con él”.


Quien seguramente no esperaba divertirse tanto como lo está haciendo es Pepe Sánchez: “Nunca pensé en convertirme en propietario, fueron ellos quienes me animaron y ahora reconozco que es una ilusión muy grande. Ver ganar a Dromeos, quedarme afónico de tanto gritar, recoger el trofeo y que luego me felicite tanta gente a la que conozco desde hace tantos años…”. Algo tan extraordinario, seguro, como ver ganar a Terre de France aquel día de imborrable recuerdo de 1958.

Julio de 2014 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales



Espectacular y reciente imagen de Dromeos 
Los Amigos del Moyate afrontan la temporada 2015 con un solo caballo en sus boxes, Dromeos, que tras unos meses de descanso ha regresado al hipódromo, según cuenta Oscar Blázquez: "Tuvimos que vender a Dos Tumbos e Indykova, pero estperamos que éste sea el año de Dromeos. Se ha hecho más caballo y probablemente lo veamos correr en los grandes premios". 

Más singular es la historia de Corcubión, el caballo que estenó los colores de la cuadra. En noviembre Óscar logró comprar en subasta pública al caballo de Pereira con el objetivo de concederle un digno retiro después de una vida dedicada a la competición. Numerosos aficionados al turf contribuyeron con pequeñas donaciones y ahora Corcubión les pertenece a todos ellos: "Desde entonces está descansando en una finca de El Boalo. Se encuentra muy bien, se le está reeducando para su nueva vida. El objetivo final es que en el futuro pueda ayudar a personas con problemas. Todos están alucinados con él"

Febrero de 2015

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