MIGUEL REDONDO
Miguel Redondo, el turf hospitalario
Miguel Redondo, titular de la cuadra Agrado, vive el turf en familia, junto a su mujer y sus cuatro hijos. Podría decirse incluso que sus caballos son parte de esa familia: cuatro de los más ilustres, Orlov, Valiant Blue, Ranyan y Barbarigo disfrutan de un retiro placentero en la finca también familiar situada en Aldea del Fresno, en la Comunidad de Madrid. Una finca reconvertida en yeguada donde los yearlings comparten prado con los viejos campeones.
TRES CABALLOS: 32 VICTORIAS
Miguel reconoce que su interés por el turf fue más bien tardío: “Mi tío era taquillero del hipódromo y a veces de niño iba a las carreras con mis padres, pero no empecé a aficionarme hasta mucho después. A finales de los 90 conocí a Lorenzo Sanz y a Rafael Márquez y, con la reapertura del hipódromo en 2005, me hablaron de una cuadra multipropiedad llamada Laeñe, vi que el coste no era muy elevado y me animé a entrar. Al principio no entendía nada. Palabras como hándicap, descargo o maiden me sonaban a chino, pero poco a poco fui cogiendo el tranquillo. Viajábamos a Lasarte, Sevilla e incluso a París para ver algún mitin del Arco. Nos lo pasábamos genial y fue así como acabé convirtiéndome en aficionado”.
Orlov ganó siete carreras, Ranyan ganó doce y Valiant Blue trece. Los tres primeros caballos de la cuadra Agrado lograron un total de 32 victorias, una cifra brutal para una cuadra novata: “Eran tres caballos muy distintos, pero lo que hicieron fue impresionante. Valiant Blue llegó a ganar el Nouvel An, sobre 1800 metros, a tres años, pero Eduardo le enseñó a respirar y acabó especializándose en línea recta. Fue designado mejor caballo de 2015 y ganó todas las pruebas de sprint del año. Ranyan era delicado y ya con tres años tuvo que pasar por quirófano. Recuerdo que pasaba más tiempo fuera del hipódromo que compitiendo, pero fue segundo del Villamejor y acabó corriendo y ganando hasta los 9 años”.
Orlov ganó siete carreras, Ranyan ganó doce y Valiant Blue trece. Los tres primeros caballos de la cuadra Agrado lograron un total de 32 victorias, una cifra brutal para una cuadra novata: “Eran tres caballos muy distintos, pero lo que hicieron fue impresionante. Valiant Blue llegó a ganar el Nouvel An, sobre 1800 metros, a tres años, pero Eduardo le enseñó a respirar y acabó especializándose en línea recta. Fue designado mejor caballo de 2015 y ganó todas las pruebas de sprint del año. Ranyan era delicado y ya con tres años tuvo que pasar por quirófano. Recuerdo que pasaba más tiempo fuera del hipódromo que compitiendo, pero fue segundo del Villamejor y acabó corriendo y ganando hasta los 9 años”.
La cuadra Agrado intentó que Ranyan se despidiese de la competición con una victoria, pero fue Barbarigo, otro de sus estandartes, quien pudo lograr su sexto triunfo el día de su jubilación para retirarse a Aldea del Fresno con todos los honores: “Ganar con Barbarigo en su última carrera fue algo para recordar toda la vida. Tenemos un sentimiento especial por los caballos y poseer una finca nos permite darles una vida digna cuando salen del hipódromo. Nos quedamos con los más representativos, pero a los demás intentamos buscarles un futuro digno en hípicas o picaderos. Siempre pido referencias, nunca los abandono a la buena de dios con alguien que no conozco y voy a visitarlos mucho. Incluso a los no ganadores acabo cogiéndoles cariño. Antes los teníamos en otra finca en Cadalso de los Vidrios, pero en 2019 hubo un devastador incendio. Recuerdo que pasamos horas muy malas, tuvimos que sacar los caballos como pudimos, Orlov resultó herido y llegamos a temer por su vida, pero tras un mes de hospital pudo recuperarse”.
LOS GRANDES PREMIOS
A pesar de las numerosas victorias conseguidas, los grandes premios han tardado mucho en llegar para Agrado. Ha sido una yegua la responsable de colmar ese vacío: “Cuando Eduardo Buzón regresó a Marruecos, le pedí que me recomendase a un preparador con un método de trabajo similar al suyo. Me dio el nombre de Christian Délcher y llegamos a un acuerdo. Fue un acierto por todo lo que nos está dando. Fue Christian quien me habló de Super Trip, una potra que le encantaba, y pujamos por ella en un reclamar. Salía a vender en 35.000 euros, ganó muy fácil y echamos la papeleta en 46.120 sin saber si nos la íbamos a poder quedar. Ganar después con ella el Gran Critérium me hizo mucha ilusión porque era nuestro primer gran premio en 13 años. En el Oaks teníamos la duda de la distancia y aun así también ganó, pero desde entonces ha tenido una salud delicada. Ahora está descansando en la yeguada para que se recupere de sus problemas respiratorios y esperamos que vuelva a ser la mejor yegua a cuatro años. Tiene una horquilla de metraje muy amplia, sobre todo gracias a su calidad”.
La cuadra Agrado ha ganado este año con Kowalsky, pero no ha podido hacerlo con la siempre batalladora Kendaya: “La compró mi hijo Adrián y es su ojito derecho, una auténtica yeguaza obligada a disputar pruebas de mucho valor. Siempre está en la llegada y solo le falta esa fortuna de pasar el morro por la meta antes que los demás. Con un valor 42 tan contrastado su lucha es con la élite y en algún momento tiene que ganar. A Kowalsky no le esperábamos tan pronto. Es un potro muy atrasado con un físico enorme. En primavera no estaba ni mucho menos para debutar, pero entre julio y agosto cambió radicalmente, hasta que un día Christian me dijo: aquí tenemos un caballazo de narices. Debutó tranquilo, demostrando lo bien amueblado que estaba para acabar segundo sin apenas ser exigido. En la siguiente se le pidió un poco más y salió de maiden. En el Gran Critérium tenía un hándicap, su falta de experiencia frente a Sommersun y Petra, pero aun así el caballo se estiró en la llegada y quedó cerca. El año que viene será un caballo más de Poule que de Derby. Si la salud le respeta, será de mucha diversión”.
Otros ejemplares de la cuadra no han estado en 2022 a la altura esperada: “Con Alabama creo que nos han metido un gol. Lo compramos en un reclamar, venía de ganar, pero al empezar a entrenar, Román (Martín Arranz) vio que algo no funcionaba y comprobamos que tiene las rodillas muy tocadas y no sabemos si podremos continuar con él. Highdark Blue es el tercer hijo de High Brooklyn, criado por mi después de dos productos por Celtic Rock, un semental que no está transmitiendo la calidad que tenía como corredor. Aun así, Highock Blue fue ganadora y Oceanic Blue tuvo alguna buena actuación, pero lo pasaba tan mal en las carreras que decidí sacarla del hipódromo para evitarle traumas. El padre de Highdark es Dariyan, un semental en teoría más consistente, pero de momento tiene la cabeza desamueblada y lo hemos debutado antes de tiempo para cambiarle el chip. Ha mejorado y, con la buena sangre que tiene, me gustaría que fuese también un potro de Poule, aunque por ahora vamos a ser prudentes. Tengo también tres yearlings, una hija de Postponed con una línea femenina muy interesante y otra potra por First Eleven, sobrina de Ranyan, que nos hace mucha ilusión, aunque fue una compra casi sentimental. El tercero es un Golden Horn con madre por Zamindar que compramos en la subasta de Goffs, un taco de caballo, muy serio, y muy fuerte, parecido a Kowalsky. Por origen parece atrasado y habrá que esperarlo casi a tres años”.
Además de con Délcher y con Martín Arranz, la cuadra Agrado ha trabajado con los preparadores Juan Luis Maroto, José Carlos Cerqueira y Teo Callejo, y como jockeys ha tenido bajo contrato a Borja Fayos e Ignacio Melgarejo: “Ahora mismo no tenemos a ningún jockey en la cuadra por contrato. Cuando tienes buenos caballos sabes que todos los van a querer montar y prefiero que elija el entrenador. Dejo libertad plena a los profesionales. Hablo cada semana con mis preparadores, comparto programas y, a principios de año les paso mis notas para que las tengan en consideración. Me gusta llamar e informarme antes y después de las carreras y los trabajos, y comparto la mayor parte de esa información en las redes sociales y en nuestra web, pero intento no ser el típico propietario pesado que llama todos los días. Soy consciente de que los preparadores saben diez veces más que yo de mis caballos”.
Miguel Redondo se muestra orgulloso del turf español, pero anima a poner los pies en el suelo: “Debemos partir de la base de que nuestro turf, siendo muy optimista, es de segunda división, Otros países nos llevan muchos años de ventaja con los que no podemos compararnos, pero debemos sentirnos orgullosos de lo nuestro”. Sobre su futuro como propietario empieza a lanzar el testigo: “Mis cuatro hijos han ido al hipódromo en carrito, pero el mayor, Adrián, es el más aficionado de todos y seguramente mi heredero. Deseo que le vaya bien en la vida para que siga adelante con la cuadra. Estoy muy orgulloso del apoyo recibido por toda mi familia. Es un hobby familiar y no hay fin de semana que no vaya al hipódromo con mi mujer y mis hijos. Como propietario me gustaría ganar el Gran Premio de Madrid, pero mi futuro lo veo más en la yeguada, y hasta es posible que en un plazo de dos o tres años abandone el ser propietario para dedicarme en exclusiva a la cría. Ahora mismo disfruto más en el campo como criador que como propietario en el hipódromo”.
Diciembre de 2022 (publicado en A Galopar)
Carlos Guiñales
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