Aleksandre Tsereteli

 

Aleksandre Tsereteli, el hombre tranquilo de Georgia

 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

ABOGADO Y JINETE EN TIFLIS

Sandro Tsereteli nació en una localidad de Georgia actualmente ocupada por Rusia. A los
9 años su familia se mudó a Tiflis, la capital del país, donde aprendió a montar a caballo
en una escuela de hípica y después se licenció en derecho: “El hipódromo estaba a solo
100 metros de mi casa y empecé a montar caballos de carreras. Con 16 años pesaba 53
kilos y pude debutar como aprendiz en carreras de liso. Después, debido a mi complexión
física, estuve montando en Steeple Chase. Allí el nivel nivel del turf había sido bueno
cuando Georgia pertenecía a la Unión Soviética, pero con la desintegración (Georgia
declaró su independencia en 1991) el sector entró en crisis y los hipódromos acabaron
cerrando. Ya solo se hacen algunas carreras en los pueblos”


En Tiflis, el abogado Tsereteli estuvo trabajando durante cuatro años para el Estado pero,
cuando la Revolución de las Rosas de 2003 precipitó un cambió de Gobierno, su situación
se complicó, perdió el empleo y decidió emprender una nueva vida en otro lugar. Tenía un
buen amigo en España, Alexsandre Kunchulia, quien, además de compatriota, era
jockey: “Quería dedicarme a las carreras de caballos, que era lo que más me gustaba, y
Alexsandre me animó a venir a este pais. El hipódromo de la Zarzuela acababa de abrir
después de muchos años y lo vi como una gran oportunidad. El primer entrenador con el
que trabajé fue Teo Betegón, que entonces preparaba los caballos de la cuadra
Mazantinni”.


MADRID-MIAMI-MADRID


Sandro se adaptó a la vida madrileña y se convirtió en un profesional más del hipódromo:
“Con Enrique León estuve tres años como primer mozo. Después me marché con
Guillermo Arizkorreta, también como primer mozo. De ambos aprendí que la paciencia
es fundamental si quieres que las cosas salgan bien con los caballos”.


El inesperado parón de 2015 le situó en una nueva encrucijada. Tsereteli fue de los que
decidió hacer las maletas y embarcarse en una nueva aventura: “Me fui a Miami para
tener más experiencia. Allí estuve trabajando con cinco entrenadores distintos y en
galopes pude montar a muy buenos caballos, como Cubas, un tordo hijo de Tapit
preparado por Barry Clohessy. El método de entrenamiento americano es muy diferente,
pero llegué a la conclusión de que algunas cosas se podían aplicar a Europa. Gran parte
de los caballos americanos son sprinters, las distancias de las carreras son muy cortas y
se trabaja mucho la velocidad. Los caballos pasan mucho tiempo caminando fuera de la
cuadra antes y después del trabajo fuerte, que en realidad es muy breve”.


Con la vuelta de las carreras en España, Tsereteli regresó, ahora con una nueva idea en
su cabeza: “Volví porque me gustaba más la vida en Europa que en Estado Unidos, pero
también porque quería ser entrenador. Estuve un tiempo con Leyla Ennouni, fundé la
cuadra Tiflisi y tuve mi primer caballo como propietario, Jartún, un hijo de Sulamani que
pertenecía a la cuadra Tartufo, de la que yo era socio. Había tenido dos lesiones y

estaban decididos a retirarlo, pero yo tenía mucha confianza en él y acabaron casi
regalándomelo. Lo recuperamos y conseguimos tres victorias y cuatro colocaciones,
primero con Leyla y después con Max Tellini como preparadores. Era un caballo de
mucha calidad. Ahora está feliz descansando en la finca de una amiga”.


 

 
 
 
EL GRAN SALTO

El impulso definitivo se lo dio la cuadra Reapertura, otra multipropiedad formada por
amigos con muchos años de afición a las carreras: “Uno de sus socios, Paco García, lo
había sido también de la cuadra Tartufo. Nos conocíamos y me animaron a sacarme la
licencia. Novela fue la primera en llegar a la cuadra. La compramos a través de Stamina
Turf por 1500 euros en la subasta de Deauville y desde que llegó a España ha conseguido
2 victorias y 9 colocaciones. Me dio el primer triunfo como preparador y me hizo muy feliz.
Soy una persona calmada antes de la carrera pero, si uno de mis caballos gana, lo vivo
con emoción. Los propietarios tienen mucha paciencia y eso le ha venido muy a la yegua.
Tiene valor 29 y me gustaría ganar una primera parte con ella en el futuro. Creo que es
una yegua de 1200 metros o 1400 como mucho. En los entrenamientos siempre me ha
transmitido que es velocista”.

Después llegaron Atlántico, también propiedad de Reapertura; Tremendista, que
defiende los colores de la cuadra Tiflisi; y London Calling, de Federico Riopérez:
“Atlántico es un caballo muy blando, muy atrasado y necesita tiempo, por eso ha corrido
tan poco. Su distancia ideal debería ser de 1400 a 1600 metros, aunque por parte de
madre puede tener fondo. Le tengo considerado un buen caballo para el futuro. A
Tremendista lo compré hace casi un año y ha tenido algunos problemas. Me está
costando dar con la tecla. Estamos probando a ponerle tapones y parece que le han
sentado bien. Necesita recorridos tranquilos, no importa si va delante o detrás, porque él
en la recta se emplea bastante. London Calling -al que Tsereteli prepara desde marzo con
un saldo de dos victorias y dos colocaciones en siete carreras- es un muy buen caballo
del que todavía espero mejora. Pensamos correr el Premio Román Martín (antiguo premio
Reapertura) que se disputa sobre 2000 metros, una buena distancia para él. Le hemos
dado un pequeño descanso que le ha venido muy bien y tenemos previsto reaparecer ese
día en la mejor condición. Es el caballo de más valor que tengo. Lo da todo en la pista”.
Cuatro caballos que entrena no a pie de pista sino sobre la propia montura, uno detrás de
otro cada día de la semana: “Los trabajo personalmente y eso me permite conocerlos muy
bien. Me siento más seguro. Hay caballos que prefieren llegar frescos a las carreras y
otros que necesitan esforzarse más en los entrenamientos. A veces, para que no trabajen
solos, hablo con otro entrenador y hacemos el galope juntos. Lo que sí intento es que los
caballos pasen bastante tiempo fuera de la cuadra, aunque sea paseando. No quiero
entrenar con prisas. En carreras me gusta confiar en buenos jockeys. Les oriento sobre el
tipo de monta que necesita cada caballo. No les doy órdenes muy estrictas pero que
gusta que cumplan lo que les digo. Janacek es amigo mío y montó muy bien a Novela el
último día”.

En noviembre, Sandro Tsereteli cumplirá su primer año como entrenador en España. La
hora del primer balance se acerca: “Estoy contento. Solo tengo cuatro caballos, pero he
hablado con propietarios que están interesado en comprar algún potro en la subasta de
octubre y espero ampliar pronto la cuadra. Todavía no soy muy conocido en España, pero
tengo bastante experiencia, soy una persona paciente y ofrezco mucha atención a los
caballos. Todo preparador sueña con ganar un Gran Premio de Madrid o una Copa de

Oro, pero yo ahora no pienso en eso. Solo pienso en ganar con los caballos que tengo y
en tener algún caballo más en el futuro”.
 
Publicado en A Galopar (octubre de 2018)
 
Carlos Guiñales

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