VICKY ALONSO

Vicky Alonso, esfuerzo y casta


La vida de Vicky Alonso no se parece a la que lleva la mayor parte de jóvenes de su edad. Todos los días monta a caballo en Laredo antes incluso de que salga el sol y regresa a casa después de su puesta porque estudia bachillerato por las tardes. Hizo gimnasia rítmica e hípica antes de dedicarse al turf y en ambas disciplinas logró triunfar. Es hija de preparador y hermana de gentleman. La casta le viene de sangre. El esfuerzo lo pone ella.


ANTES DE ARNULFO


Victoria Alonso Vidal de la Peña. Cántabra. 19 años. 1’59 de estatura. Menos de 50 kilos de peso. Su padre es el preparador César Alonso. Su hermano, el gentleman César Alonso jr. Parte de la familia -desde el abuelo Marquitos, estrella del Madrid de los 50, a Marcos Alonso, actual lateral del Chelsea, pasando por el tío Marcos, que jugó en el Atleti y en el Barça- se ha dedicado al fútbol. Ella, de pequeña, se decantó por la gimnasia rítmica: “Era muy elástica y llegué a ser varias veces campeona de Cantabria. Me sirvió para saber que las cosas se consiguen a base de trabajo y que nadie te regala nada. Tenía 9 años cuando cambié la gimnasia por la hípica, donde también gané varias ligas de Cantabria en pruebas de saltos, sobre todo con ponis. Mi hermano y yo participamos en muchos campeonatos de España”.


En aquella época, los caballos de carreras eran el oficio de su padre, pero todavía no representaban mucho más en su vida. Recuerda alguna victoria de Pokettas en La Zarzuela, cuando le tocó recoger una copa tan grande como ella, y a la buenaza de Foreign Raider, la única yegua de la cuadra a la que dejaban acercarse. Todo cambió en el verano del 18, el día que su hermano montó a Arnulfo en San Sebastián: “Me animé a acompañarles porque Arnulfo era el caballo de mi hermano. Yo llevaba un par de años sin montar, pero ese día me gustó tanto el ambiente del hipódromo que decidí que quería formar parte de ese mundo”.


CAMINO DE LA VICTORIA


Aquel verano se lo tomó en serio. Cada mañana se levantaba temprano para montar a los caballos que entrenaba su padre en la playa de Laredo. Otro cántabro, Enrique Puente, hizo de mentor. Su hermano César, de consejero y compañero de galopes. Unámuno, convertido hoy en su caballo, fue su socio indispensable para todo: “A mi padre y a mi hermano les hacía ilusión verme montar, pero la decisión fue mía. Según aprendía, me iban dando caballos de distintas características y César me orientaba sobre el ritmo que debía llevar y cuando podía cambiarlo. Al final debuté con Lochfield en el Derby de Loredo. Toda mi familia y mis amigos estaban allí, y yo solo quería disfrutar de aquel momento. Pensaba en todo menos en ganar. Fui siempre delante y mi hermano me pasó en la recta, pero toda la carrera fue un suspiro. Decidí que quería seguir montando para saber hasta dónde podía llegar”.


Ese año montó en un puñado de carreras más, pero la pandemia lo paralizó todo y tuvo que esperar hasta el verano siguiente para lograr su primera victoria. Fue con Dream Start en Lasarte: “No conocíamos mucho a su preparador, Joaquím Oliveira, pero le pregunté si tenía monta, me la dio y acabamos segundos. Al verla de nuevo matriculada, volví a preguntarle y me la confió de nuevo. Mi hermano montaba a Nordeste, que era mejor caballo, y los dos pensábamos que iba a ganar él. Dream Start es una yegua que lo da todo, pero hay que esperar mucho con ella. Salió mal de cajones y me quedé atrás. César iba en punta con Nordeste y pensé que estaría genial si rematábamos para hacer segundos porque daba por hecho que no le alcanzaría. Ya en la recta, él iba arreando y yo seguía quieta. Empecé a mover a 400 metros y cada vez nos acercábamos más y más… hasta que me di cuenta de que iba a ganar yo y no él. Cuando le pasé, se quedó mirándonos, sin decir nada, con cara de alucinado. En el hipódromo estaban mis padres, mis tíos y hasta mi abuela, que fue quien empezó con la afición. Creo que ninguno se lo creía. Fue un día muy especial”.


Apenas 20 días después volvió a ganar con Quick Artist sobre la fibra madrileña: “Es una yegua muy honrada que siempre está en la llegada, pero solo tiene una manera de correr. Antonio Sánchez me dijo que saliese delante y que si entraba primera en la recta iba a estar muy cerca de ganar. Ganamos de punta a punta y fue una victoria un poco rara porque en la recta iba sola y no sentía que nadie se acercase, aunque prefería no mirar hacia atrás”.


REGALO DE CUMPLEAÑOS


Vicky Alonso cumplió 19 años a finales de marzo. Unamuno, el caballo que tantas cosas le enseñó, fue un regalo de cumpleaños: “Mis padres me dijeron que fuese pensando un nombre y unos colores para la cuadra, que iban a hacerme propietaria. Unamuno ha sido mi caballo desde siempre. He viajado con él a todas las carreras que ha disputado en Francia. Es algo bruto pero muy bueno para montar y el otro día corrió muy bien. Tuvimos una recta algo accidentada pero luchó hasta el final. Ya estoy deseando volver a montarlo. El día que gane con él será muy especial”.


Unamuno ganó después un hándicap en Longchamp conducido por Lemeitre, convitiendo a Vicky Alonso en ganadora también como propietaria. Ella también monta Francia con licencia amateur. Por ahora no se plantea pasar al profesionalismo. Quiere seguir aprendiendo al tiempo que termina sus estudios: “Todos los días voy a Laredo a las 6 de la mañana con mi padre. Después salgo a correr o voy al gimnasio para estar en forma y por las tardes voy a estudiar para acabar el bachillerato. Quiero estudiar derecho. Después, ya veremos… Viendo a mi padre, sé que el mundo de las carreras es muy duro y sacrificado. Tengo el peso ideal para ser aprendiz o jockey, pero por ahora los caballos son solo un hobby. Mis padres y mi hermano también me aconsejan que acabe antes los estudios”


Vicky Alonso disfruta montando con jóvenes amaterus como ella, aunque reconoce que se fija mucho en los profesionales. “Me llevo muy bien con todos. Sobre todo con Pablo Laborde, Lucía Gelabert o Luis Urbano. Después de las carreras nos juntamos y hablamos de todo, pero cuando competimos, incluso si corro contra mi hermano, voy a intentar ganar. Entre los profesionales, me gusta cómo montan José Luis Borrego, Jaime Gelabert, Borja Fayos y Víctor Valenuela. Además siempre intentan enseñarte cuando haces algo mal. Cuando voy a Madrid monto con Álvaro Soto y Melgarejo, que también me corrigen cuando me equivoco. Entre los jockeys extranjeros, me fijo mucho en Hollie Doyle, una chica que pesa 50 kilos, monta en Inglaterra, siempre está con los mejores y ya ha ganado grupo I”.


Entre los diez caballos de la preparación de su padre, Peñíscola, la dos años hija de Hunter’s Light que domó junto a su hermano y a la que monta a diario, es su nueva ilusión. Entre sus proyectos, hay otro que tiene aún pendiente: “Carlos Laffón fue compañero de mi padre. Mi hermano César ya estuvo con él en Chantilly una temporada y me ha invitado a que vaya este verano, si la pendemia lo permite. Me gustaría ir un mes o un par de semanas para seguir aprendiendo. Tambén me planteo viajar a Inglaterra para conocer otro turf diferente. Como jinete, creo que tengo buena cabeza y soy bastante tranquila, aunque todavía puedo ser más fría en los recorridos y más enérgica en los finales”.

Abril de 2021 (publicado en A Galopar)

 Carlos Guiñales




























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