Marino Gomes, el luchador

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hace ahora un año, los médicos le dieron a Marino Gomes una especie de ultimátum: o dejaba de montar en carreras o acabaría postrado en una silla de ruedas. Tuvo que tomar la decisión más dolorosa. Después de ganar su última carrera con Right Connection en Pineda, colgó la fusta y se hizo entrenador, pero partiendo de cero y con un solo caballo en el patio. Doce meses después, tiene 5 ejemplares que le han reportado 8 victorias en 2018. Esta es la nueva vida de Marino Gomes.


LA LLAMADA DEL TURF


Marino Gomes nació hace 30 años en Guimarâes, cerca del hipódromo de Ponte de Lima, donde hasta hace unos años se celebraban carreras: “Mi tío era propietario y un día, con 7 u 8 años, me llevó a las carreras. Me aficioné y aprendí a montar en una hípica donde echaba una mano a cambio de recibir clases gratis. También montaba en carreras de ponis junto a Tiago Martins y El Manolo -ahora primer mozo de José Carlos Cerqueira-, que han sido mis amigos desde la infancia. Entrenábamos a una yegua, Piaggio, con la que participé en una carrera de pueblo donde 40 o 50 caballos y jinetes dábamos vueltas a una pista marcada con cintas en mitad del campo. Pasé un poco de miedo pero conseguí mi objetivo: no caerme”.


Aquella experiencia fue su bautismo como jinete. Marino, todavía un chaval, logró sus primeras victorias en el hipódromo y empezó a darle vueltas a la idea de dedicarse profesionalmente al turf, algo imposible de alcanzar en Portugal: “Allí las carreras son un hobby para la gente, nadie vive de ellas. Así que, con solo 15 años, Tiago Martins y yo nos fuimos una primavera a San Sebastián con la intención de buscarnos la vida. Paisanos nuestros como Tiago Trabuco, Gaspar Vaz y Helder Pereira habían estado allí y nos habían hablado maravillas. Conocimos a Ángel Sánchez a través de Trabuco y empezamos a trabajar con él. Pero éramos todavía muy jóvenes y, al cabo de 4 meses, tuvimos que volver. Nunca olvidaré la experiencia. Descubrimos un mundo completamente nuevo que nos marcó para siempre”.


Marino esperó a tener 18 años para cumplir finalmente su propósito: “Estaba terminando la enseñanza obligatoria, pensaba estudiar electrónica, pero los caballos me gustaban más. Tiago se vino a Madrid para trabajar con Ovidio Rodríguez y me animó a seguir sus pasos. Al segundo día de llegar a la cuadra ya estaba montando lotes. Fue una experiencia fundamental. Ovidio es muy profesional, muy serio, te exige mucho y aprendes lo importante que es la disciplina”.


EL JOCKEY


Entonces pesaba 70 kilos. Fue perdiendo peso a base de montar y entrenar. Se marchó a la preparación de Roberto López, bajó a 57 kilos y se planteó montar en carreras: “Lo intenté primero como gentleman, pero me negaron la licencia aduciendo que trabajaba como mozo. Después, estando ya con Mauri Délcher, fue él quien me animó a hacerme profesional. Perdí otro par de kilos, me saqué la licencia de jockey y debuté en Dos Hermanas con Nienna. Mauri era el mejor entrenador que había en España, aprendí mucho de él y de Julian Grosjean. Montábamos juntos cada mañana y me enseñaron a tener sentido del paso. Mi primera carrera la gané con Verdana, de Bárbara Valentí, en un lote 18 partants donde batí a Sliploge, montado por Sarabia. Por muchos años que pasen, jamás olvidaré esa carrera”.


En diez años como jockey profesional, Marino Gomes ha logrado cerca de 150 triunfos en España y un buen puñado en Francia: “El Gran Premio de Madrid de 2013 es la carrera que más me ha marcado, sobre todo por las circunstancias que la rodearon. Yo nunca había disputado un Gran Premio de Madrid y la posibilidad de montar a Achtung surgió a última hora. Viví una mezcla sensaciones, de alegría por la victoria y de tristeza porque Roberto López (murió la misma madrugada de la carrera) ya no estaba con nosotros. Después el caballo dio positivo y le quitaron el premio, pero lo que yo viví aquel día montando a Achtung no me lo podrá quitar nadie. Fue muy emocionante. Con Achtung gané después el Gladiateur. Era un gran fondista, pero tenía un cambio de ritmo muy fuerte. Es el mejor caballo que en montado en carreras, aunque en entrenamientos he montado caballazos como Bannaby, Faramir, Lorgan o Midnight Beauty”.


Su carrera como jockey se truncó a principios de 2016, cuando la vida le dio un vuelco: “Empecé a sentirme mal de la espalda, fui al médico y me detectaron un cáncer del que tuvieron que operarme. Salió bien pero me quitaron dos costillas. Después de unos meses de recuperación, volví a montar a pesar de tener dos vertebras aplastadas. Era mi gran ilusión. Durante las carreras, la adrenalina no me dejaba sentir el dolor, pero después se volvía insoportable y ni siquiera podía dormir por las noches. En diciembre del año pasado me hicieron una nueva resonancia magnética y vieron que las vertebras se aplastaban cada vez más. Los médicos me dijeron que tenía que dejar de montar en carreras porque corría el riesgo de quedarme en silla de ruedas o algo aun más grave. No me quedó más remedio que dejarlo”.


EL PREPARADOR


A dejar el turf sí que se negó. Los más cercanos le dieron su apoyo y eligió seguir luchando: “Decidí darme una oportunidad a mí mismo y me saque la licencia de preparador. Sé lo difícil que es, apenas tengo apoyo de propietarios, pero hay gente que me quiere y me ha animado a intentarlo. Compramos a Ivy Leaguer para la cuadra O Torrón de mi amigo José Angel Acuña. Tuvimos mala suerte porque después de su primera carrera con nosotros se resintió de una vieja lesión y estamos dejando que se recupere, pero llegó a correr Grupo II en Inglaterra y creo que aun puede ser muy buen caballo”.


La cuadra ha crecido menos de lo que a Marino le hubiese gustado, pero el balance que hace de su primer año es bastante positivo: “Petrosian estaba retirada en el campo y, al lesionarse Ivy Leaguer, O Torrón me la envió a la cuadra para ver si podíamos hacer algo con ella. La conocía bien, estaba baja en el handicap y llegó muy descansada. Ha logrado 2 victorias en la nocturnas, otra más en Sanlúcar y se ha ganado el retiro definitivo. A Aritz lo compramos con mucha ilusión y la intención de correr en Pau y Sanlúcar, donde también ganó, pero surgió el tema del positivo con su anterior preparación y decidimos venderlo a Canarias. Charlie’s Friend también ha ganado en Sanlúcar y Sevilla se le da muy bien. A pesar de un problema menor en los cascos, el último día está segundo. A Roneo lo compramos en Chantilly por muy poco dinero. Mejora cada día, es atrasado como su madre, pero es todo corazón y creo que a 4 años puede mejorar un poco más de valor. Miss Tufia es un reloj. Cuando Tiago Martins se fue en verano a San Sebastian, le propuso a Esteban Melián tenerla en mi cuadra. En las primeras carreras estaba un poco perdida, pero sabíamos que en la arena lo iba a hacer bien. En hierba nos ha batido dos veces Vetona, que tiene más cambio de ritmo. Después de su última victoria, se ha ganado el descanso hasta el año que viene, donde la intención es correr la Poule. Breeze Divine llegó bastante flaca de Francia pero ahora está muy guapa. De su debut con nosotros apenas pude sacar conclusiones por lo mal que estaba la pista. Singatoba ha llegado a la cuadra para afrontar la temporada de Dos Hermanas. El año ha sido favorable. En marzo tenía 2 caballos, ahora tengo 5 y he ganado 8 carreras, aunque me gustaría tener caballos con un poco más de nivel”.


Caballos a los que entrena y cuida junto a Andrea, su novia: “Es un pilar fundamental en mi vida personal y profesional. Me apoya al máximo. Yo sigo montando, pero para trabajar a los caballos recurro a otros. Echo de menos la vida de jockey. Ser entrenador es mucho más complicado. Tienes más responsabilidad y más tiempo que dedicarle a cada caballo. Mi cáncer es un poco especial, pero ahora mismo está controlado. Estoy tan ocupado gracias a los caballos que apenas pienso en ello. Hay gente que me dice que estoy loco, pero estoy seguro de que, si no fuese por los caballos, estaría hundido. Son ellos los que me hacen despertar cada día con toda la ilusión del mundo. He renunciado a montar en carreras, pero ahora sueño con construir una buena cuadra y disputar algún día grandes premios como preparador”.



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