Cristina Buesa
Cristina Buesa, el paso tranquilo de la amazona inquieta
A las seis de la mañana, Cristina Buesa llega al hipódromo para
montar los primeros lotes de la preparación de Guillermo Arizkorreta, después acude a la oficina donde trabaja
como administrativa, y por las tardes, si aún le queda tiempo, se dedica a
practicar algún deporte y mejorar su preparación física. Tanta actividad
contrasta con la manera tranquila que tiene de afrontar las carreras, tal vez
porque nunca olvida el consejo que un día le dio José Luis Borrego: “Hazlo
como si fuese un trabajo mañanero, colócate bien, nunca pierdas el sentido del paso
y, cuando llegue la hora de la verdad, arrea con energía”. Eso fue lo que
hizo recientemente con su querida Golden
Dynasty para batir a Borja Fayos
y José Luis Martínez poco antes de
la línea de meta.
DEL SALTO A LA VELOCIDAD
Cristina Buesa, que ahora tiene 25 años, practica equitación desde
muy pequeña y ha participado en numerosos concursos hípicos pero, hasta que su
primo Pablo Gredilla le animó a
hacerlo, jamás se había subido a un caballo de carreras. Fue en 2010: “Al hipódromo había venido alguna vez a las
nocturnas, más por el ambiente que por las propias carreras, hasta que un lunes
fui con Pablo, me presentó a Guillermo y me subí a un caballo. Era Rosa de Barbado. La experiencia me
encantó y… hasta hoy”.
Ese “hasta hoy” incluye un saldo
de 21 victorias en España y dos en el extranjero. La primera, con Plata de Ley en junio de 2011, fue
seguramente la más fácil de todas: “Debuté
Jeque y fuimos segundos. Lo pasé
fenomenal pero recuerdo sobre todo el agotamiento, no solo por los nervios sino
también por lo exigente que es físicamente este deporte cuando no estás
acostumbrado. Mi segunda carrera fue con Mendavia,
a la que pude montar gracias a Gonzalo
Griñán y la Asociación Concordia.
Nos batió Román Martín por una
nariz. Y a la sexta, por fin, gané. Fue con Plata de Ley, de Gonzalo
Ussía y preparado por Arizkorreta,
a quien agradezco también su apoyo desde el principio. No pensaba coger la
punta, pero era un caballo con mucho paso, lo respeté y acabó ganando por 24
cuerpos. Fue una barbaridad, lo disfruté muchísimo porque fue en las nocturnas
y vino mucha gente a verme”. También recuerda su triunfo con Indian Drums, ese mismo verano y ante
jockeys profesionales en el verano lasartearra: “Tenía que montar a 50’5 kilos y estuve toda la semana mentalizándome
para la carrera. Cuando ganas viniendo desde atrás y sorteando caballos, como
aquel día, es muy emocionante. Además me gusta mucho ese hipódromo porque se
corre siempre muy rápido, hay que tomar decisiones al instante y entrar en la
curva bien colocado. Es mi pista favorita”.
DOS AÑOS EN LA FEGENTRI
En 2013, Cristina probó suerte en la Fegentri. Disputó medio campeonato y
ganó una carrera en Suiza. Tanto le gustó la experiencia que al año siguiente
disputó el mundial completó: “Aquella
victoria fue increíble. En el paddock todos los caballos estaban guapos menos
la yegüita que me había tocado en el sorteo. Parecía que estaba envuelta en
llamas y se suponía que no tenía ninguna chance, pero mira… luego ganó. También
recuerdo mucho mi triunfo en 2014 en Carlisle, un hipódromo impresionante, y
eso que es de los pequeños de Inglaterra. Lo mejor de la Fegentri es compartir
la misma pasión con gente de países diferentes. La final fue en Islas Mauricio,
donde el hipódromo es muy pequeño pero la afición es muy grande, y allí
coincidí con Pasquier, Guyon y otros grandes jockeys. Salvo
por la mala suerte que tuve en los aeropuertos –donde me pasó de todo, desde
varias pérdidas de maletas a huelgas de controladores aéreos- me pareció una
experiencia muy divertida que me gustaría repetir, pero para eso necesito
tiempo. Son muchos viajes y algunos muy largos”.
GOLDEN DYNASTY Y NUEVOS DESAFÍOS
En otoño del año pasado, la
viajera Golden Dynasty (había pasado
sucesivamente por los patios de Jesús
López, Ana Imaz, Francisco Rodríguez y, de nuevo, Ana Imaz) llegó a la cuadra de José Carlos Cerqueira y Cristina Buesa se fijó en ella: “Su propietario quería venderla, hablé con
mi madre y, como yo no montaba mucho entonces, nos animamos a comprarla. Me
parecía una yegua hecha para mí, simpática y ardiente, y se está portando
fenomenal. El día de su victoria la monté con mucha confianza, sabía que estaba
en muy buena forma y fue un acierto de Cerqueira
bajarla de distancia porque en 1600 tiraba y, si se ve delante pronto, luego se
reserva. La idea era esperar con ella hasta encontrar hueco. Tiene cambio de
ritmo y salta muy bien cuando ve pista libre. Pasamos con bastante facilidad,
aunque después, viendo el vídeo de la carrera, no me pareció tan sencillo.
Ganar a los profesionales y viniendo de finales siempre es especial. Sigue muy
en forma y hay que aprovechar su momento”.
Cristina Buesa monta con cierta regularidad, algo que no todas sus
colegas pueden decir: “Para las chicas es
difícil. Debuté en una carrera para amazonas y gentleman no ganadores y me
gustaría que en los programas hubiese más carreras como aquella, porque la
mayoría de los jinetes aficionados tienen poca experiencia y sería una manera
de darles la oportunidad de aprender y darse a conocer”. Lo que no se
plantea es convertirse en jocketta profesional: “Ya no tiene sentido porque no podría descargar peso. En otros países
eso es distinto: no hay límite de edad para perder el descargo, hacen falta
muchas más victorias y las conseguidas antes como amateur no cuentan”.
Su futuro no lo ha decidido
todavía. Dice que aún tiene mucho que aprender dentro del turf, pero no oculta
sus ilusiones: “Me encantaría volver a
montar en Inglaterra. Sería una experiencia única poder participar en la
carrera reservada para amazonas que hay en el Royal Ascot. También me haría
ilusión montar en vallas. Cuando empecé en el turf, dejé los caballos de hípica
y echo de menos la sensación de saltar. En Newmarket pude montar a un caballo
de obstáculos y me gustó, pero para aprender tendría que irme una temporada a
Inglaterra o Francia. Y como amazona todavía tengo que mejorar, arrear con más
fuerza. Tampoco descarto hacerme preparadora algún día, pero ya veremos… y, si
no, siempre nos quedará Sanlúcar”, remata con una sonrisa refiriéndose a la
playa donde tantas victorias ha logrado.
Cristina Buesa afronta su futuro en el turf con la misma
tranquilidad que exhibe a caballo durante los recorridos: esperando hasta
encontrar el hueco preciso para lanzar los brazos y sorprender a sus rivales en
el lugar donde todo se decide.
Mayo de 2016 (publicado en A Galopar)
Imágenes cedidas por Cristina Buesa
Carlos Guiñales
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