La familia Griñán
LOS GRIÑÁN: NARRANDO EL TURF
En un deporte tan
marginal en España como es el turf, la afición –y, en muchos, la profesión- se
transmite con frecuencia de padres a hijos: hay familias de jockeys ilustres y
otras que siempre se han dedicado a entrenar caballos; hay familias de
criadores y de propietarios; y hay también familias, aunque no demasiadas, de
informadores. Es el caso de los Griñán:
abuelo, hijos y nietos han narrado -desde una revista hípica, un programa de
televisión o una página web- medio siglo de historia de las carreras en nuestro
país.
CORTA CABEZA Y AL GALOPE
Octaviano Griñán Gutiérrez y el "Tío Ota", hace muchos años, en el hipódromo de La Zarzuela |
Ya en los años 60 Octaviano Griñán Gutiérrez escribía las
crónicas de las carreras en La Hoja del
Lunes. Fue colaborador de las revistas Gran
Premio y El Jockey, editor de Revista Hípica y fundador de Corta Cabeza en 1975. En esta última
comenzaron a escribir sus hijos, José
Antonio Griñán -que firmaba sus artículos como Riu Kiu antes de saltar a la política, donde ha sido, como sabemos,
presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE-, y Octaviano Griñán Martínez -que fue redactor jefe de Corta Cabeza hasta su desaparición en
1982 y la refundó en 1987-. Ambos siguen ahora el turf desde la distancia,
aunque Octaviano mantiene intacta su
afición, hace tablas y se desplaza desde Santa Pola a Madrid siempre que una
buena carrera lo demanda. Si algo lamenta es precisamente la poca difusión que
tiene el turf en los medios: "Entonces
había magníficos periodistas que eran además pesos pesados en los medios donde
escribían. Lo de la televisión ahora es bochornoso. No digo el programa en sí
-tanto Ana como Javier lo hacen muy requetebién- sino el horario de transmisión. Se
han llegado a emitir a las cinco de la madrugada carreras que se disputaban a
las cinco de la tarde".
Lo dice alguien que entre
1983 y 1986 dirigió Al Galope, el
primer programa de televisión especializado en turf que ha habido en España: "Para mí la televisión en los años 80
pudo significar el boom del turf en este país. No lo fue porque la apuesta
nacional que se hizo no estaba pensada para los que poco o nada sabían de
caballos, sino para los entendidos, y así la nave no podía llegar a buen
puerto. A pesar de todo, en un solo día de 1985 llegó a jugarse en la QH lo que
se juega ahora en la suma de 50 jornadas de carreras".
LA HERENCIA RECIBIDA
Los primos Griñán, muy jóvenes todavía, disfrutando de una tarde de carreras |
Manuel Griñán es hijo de José Antonio. Tato Griñán lo es de Octaviano. Y Gonzalo Griñán -quien, en principio, menos posibilidades tenía de
aficionarse al turf- es hijo de una tercera hermana, Mari Carmen. Los tres primos, de edades muy similares, frecuentan
el hipódromo desde niños. Entre juegos y a una edad muy temprana, se
aficionaron a las carreras y a escribir sobre ellas, como recuerda Manuel: "Empecé a escribir en 1982 en Purasangre, con solo diez años. Los
veteranos eran Gerardo Torres y Jesús Ignacio López, que tenían doce.
Imagínate la cara que pondrían Ramón
Mendoza o Pepe González cuando
aparecían tres chavales para pedirles una entrevista".
Resucitar años más tarde Corta Cabeza fue para ellos algo
natural. Lo hicieron de la manera más sencilla, en formato digital, simplemente
para perpetuar esa molécula de su ADN que les impulsa a escribir sobre las
carreras. Tato hace las fotos, Manuel redacta las crónicas de los
domingos y Gonzalo es el experto en
pronósticos. Además es responsable de la base de datos de A Galopar. Su vida dio un vuelco hace seis años, cuando le
diagnosticaron ELA -una enfermedad degenerativa, la misma que padece Stephen Hawking-. Los domingos, pese a
todo, siempre acude a la cita en la tribuna sur de La Zarzuela: "Es terapéutico. Cuando estoy en el
hipódromo no me duele nada. Todo el día hablo de caballos, pienso en caballos y
sueño con caballos", dice articulando las palabras con dificultad.
Juntos han vivido
numerosas experiencias. Forman parte de la Asociación La Concordia, con cuyos
colores ganaron varias carreras Mendavia
y Aratz. Ahora esperan el debut de Querubines, una potra de dos años, pero
quien está a punto de cumplir un sueño es Gonzalo.
Va a estrenarse como propietario en solitario gracias a una potra que le han
cedido Guillermo Arizkorreta y Jesús Sánchez Ramade, dueño de la
cuadra Nearco. Se llama Vampiresa Ñeca
y es una torda hija de Keltos y Amalur. Tato relata la anécdota: "De
niños inventamos un juego, una especie de antecedente de la Liga Fantástica.
Inventábamos nombres de caballos y hacíamos subastas, apuestas y carreras.
Abusábamos un poco de Gonzalo, que era el más pequeño, y nunca le dejábamos
ganar. Solo ganó una vez una buena carrera, la Poule, con una yegua llamada Vampiresa Ñeca". "Siempre,
desde entonces, he querido tener un caballo con ese nombre", concluye la
historia Gonzalo esbozando una leve
sonrisa.
Manuel, Tato y Gonzalo, propietarios... y ganadores |
ÍDOLOS PASAJEROS
A Gonzalo, por cierto, le encantaba el negro Partipral. Ahora le gusta Abdel:
"Me recuerda mucho a él. Nunca me ha
impresionado tanto un caballo. Además de bueno, es guapo". Manuel explica la fuerza cautivadora
que emana del hijo de Dyhim Diamond:
"Es un caballo que no se parece a
ningún otro. Tiene una morfología diferente, su cuello es grandísimo y cuando
galopa levanta mucho las manos. Su versatilidad es única. El problema actual
del turf es que los caballos son fugaces, la cría ha cambiado, los caballos son
más delicados y así es difícil enganchar a la gente. En Inglaterra, por
ejemplo, los caballos que más pasión despiertan entre los aficionados son los
obstaculistas, que prolongan su vida deportiva durante más tiempo".
Reflexión que invita a
abrir el debate sobre el futuro del turf. Tato
reconoce lo difícil que es captar nuevos aficionados: "Ya sea en España, en Francia o en Argentina, los hipódromos están
cada vez más vacíos". Manuel
lamenta "la vena autodestructiva,
producto de viejas rencillas y egos enfrentados, que siempre ha acompañado al
turf en este país". Octaviano
afirma que "la apuesta exterior
sencilla es tan necesaria como el comer. Yo juego a ganador sobre las carreras
de Francia y me quedo con ganas de hacerlo sobre las de aquí. Cuando tengamos
la famosa libra del ama de casa inglesa a Lester
Piggott convertida en el euro a Janácek,
entonces estaremos donde deberíamos". Gonzalo, para terminar, lo resume así: "Soy optimista por naturaleza y creo que podemos esperar algo
mejor del futuro. Lo fundamental es la promoción, tener la apuesta exterior y
dar facilidades a los propietarios".
Noviembre de 2014 (publicado en A Galopar)
Carlos Guiñales
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