Jesús Galdona

JESÚS GALDONA. TURFMAN TODOS LOS DÍAS

Como narrador del Canal Equidia y del hipódromo de Lasarte, Jesús Galdona calcula que ha retransmitido unas 14.000 carreras de caballos. Como pronosticador de Hipodromoa –una labor que comparte con sus hijos Ander y Jon-, analiza las carreras francesas del PMU cada día del año. Como aficionado y propietario, sigue con fervor cada detalle relacionado con el turf. Si los ingleses denominan turfman a todo aquel que siente una devoción extrema por las carreras de caballos, Jesús Galdona sería en España uno de sus más ilustres representantes.

LAS CARRERAS: PAN Y MANTEQUILLA

Al hipódromo de Lasarte fue por primera vez por casualidad, en compañía de unos amigos, una tarde de verano a finales de los años 60: “Vi claro que mi vida ya no sería la misma. Recuerdo a Donagua, Ifniri, Adar… Hasta los nombres de los caballos eran mucho más bonitos que ahora. A pesar de que el paso del tiempo puede haberla idealizado, me quedo con la Copa de Oro de 1973. Pegado a la valla, en la tribuna de general, pasaron por delante cuatro caballos exactamente en la misma línea. Eran Boccherini, Rochetto, Florapal y Takala, que llegaron a meta en ese orden.”

Con el tiempo, fue contagiando la afición a su mujer y sus hijos, hasta que la familia dejó de conformarse con asistir al hipódromo durante la temporada de carreras en Lasarte: “Ya a principios de los 90, recorría cada mañana 30 kilómetros para comprar el París Turf. Equidia está en nuestra casa desde sus primeros días de emisión, allá por 1996, y los chavales se pasaban el día viendo carreras sin descanso. También comprábamos las revistas especializadas españolas. En nuestra familia, las carreras siempre han sido como el pan y la mantequilla”.

PRONOSTICADOR, COMENTARISTA Y PROPIETARIO

En 2006 Jesús Saralegui le propuso formar parte del proyecto Hipodromoa Turf para narrar las carreras francesas y ocuparse de otras tareas en el hipódromo de Lasarte. De repente, su pasión se convirtió en profesión. Una tarea en la que ahora también participan sus hijos, Ander y Jon: “Los tres narramos –junto a Jesús Saralegui y María García- todas las carreras que se retransmiten por Equidia y hacemos los pronósticos para Hipodromoa en multitud de reuniones todos los días. Ander se centra en el liso, Jon es el experto en obstáculos y yo me ocupo más del trote. Cada una especialidad tiene sus claves, su técnica para detectar el día D de cada caballo, aunque hay carreras e incluso reuniones enteras, sobre todo de provincias, que son indescifrables; y no olvidemos que pronosticar es, en cierta forma, adivinar el futuro. Y nada hay más difícil en la vida que eso”. 
Una familia dedicada al turf.

Una labor titánica, sin duda, a la que durante estos últimos años han añadido algo más de pimienta: se han convertido en copropietarios de caballos. Compaginar las tres funciones les ha propiciado momentos inolvidables: “Recuerdo que estaba narrando una Quinte+ en Pau en la que Indian Drums y Hasalu, que eran de nuestra cuadra (Equhipo), ocuparon las dos primeras posiciones, y no podía diferenciar si lo que estaba viendo era real o era una alucinación de la que todos se burlarían al despertar”.

Los Galdona han compartido también caballos –Francesco Cara y Belagua, entre otros- con la cuadra Popular: “Sus miembros son grandes aficionados y mejores personas; pero mi mejor recuerdo en el hipódromo me lo proporcionaron las victorias en Maisons-Laffite y Longchamp de Star Dust Melody, sobre todo en la primera la emoción fue inenarrable e incontenible. Compartir un momento así, lejos de casa y con tus hijos, es algo que no tiene precio ni comparación. En la cuadra hay que destacar, sobre todo, a nuestros técnicos, Asier Melara y mi hijo Ander, que siguen todos los reclamares imaginables para detectar posibles fichajes. Sin ellos, esta parte del sueño no sería posible”.

UN ENCLAVE PRIVILEGIADO

EL hipódromo de Lasarte tuvo mucho que ver con la supervivencia en España de las carreras de caballos cuando La Zarzuela echó el cierre. Su cercanía a Francia es además un estímulo para propietarios y profesionales, cuyos caballos cruzan a menudo la frontera y regresan con suculentos botines sin un coste excesivo. Este verano ha crecido el número de reuniones: “Al principio lo observaba con preocupación, por la reducción del número de caballos en entrenamiento y por la implicación de algunos entrenadores en las carreras que se disputan en los hipódromos del país, pero los resultados están siendo parecidos a otros años y hay que estar satisfechos. Pensar en más reuniones siempre es posible, pero la pista, a pesar del maravilloso trabajo de Guillermo Ochoa y su equipo, tiene sus límites y siempre hay que contar con el resto de entidades organizadores. 2014 será recordado como el verano que Abdel vivió peligrosamente y nosotros estuvimos allí para disfrutarlo”.

¿Volverá 2015 a ser el verano de Abdel?
Imagen: cortacabeza.wordpress


Jesús Galdona reconoce su asombro por los resultados que muchos preparadores españoles obtienen en Francia, aunque lamenta que el Efecto Noozhoh pueda provocar daños colaterales en nuestras carreras: “Está animando a buenos potros españoles, como Corazón Canarias, Dikta del Mar, Santa Helena o Quevedo, a cruzar la frontera, con el debilitamiento que ello supone para las mejores carreras españolas de dos años. Es una pena que no haya un par de listed en España para la joven generación. Los nuestros no tendrían que ir a buscar la negrita en Francia y atraerían a productos de fuera”.

Buen conocedor del turf francés, Galdona reconoce diferencias abismales a ambos lados de la frontera: “Francia tiene una estructura sólida basada en el juego en los puntos de venta PMU, aunque también allí observan con preocupación la irrupción de otras entidades de juego online sobre las carreras, con operadores que no reinvierten nada en el sector hípico. En España es inconcebible que yo pudiese apostar a las carreras del resto de España antes de 1970 y ahora sea imposible, o que en la red Hipodromoa & PMU se pueda jugar a una carrera australiana y no a una de La Zarzuela. Todo parece indicar que cualquier tiempo pasado fue mejor. No veo razones para ser moderadamente optimista, salvo cuando todo el protagonismo se deposita en los caballos -sin duda alguna lo mejor del hipódromo- y lo demás queda en segundo plano. Si no nos convencemos de que, en esta situación, todos necesitamos de todos, no nos ganaremos el futuro”.

El tiempo y el espacio se agotan. Por un instante muy breve, el turfman deja de hablar de caballos: “Soy incondicional de la Real Sociedad. Toda la familia lo somos. Y me gusta la gastronomía, que es lo más parecido a la clase de un caballo de carreras. También soy coleccionista de revistas hípicas –El Jockey, Gran Premio, Purasangre…-. Si un día llegase a destruirlas, ¿cómo podría saber que todo esto no fue un sueño?”.

Agosto de 2014 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales

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