Félix Sanz
FÉLIX
SANZ. EL DESENCANTO.
Hace
apenas una década, Félix Sanz,
criador y propietario de la cuadra Madroños, tenía más de 150 ejemplares,
dirigía la Agrupación
de Propietarios y saludaba con esperanza la reapertura del hipódromo de La Zarzuela. Para él,
todo ha cambiado desde entonces: la recesión económica y su desencanto personal
con el mundo del turf le han apartado de la primera línea. Resulta paradójico
que actualmente sea Zuloaga, eterno
segundo, el único defensor en la pista unos colores que durante mucho tiempo
han sido sinónimo de triunfo”.
DE BALIRA A
JACIRA.
"Siempre, desde que empecé a
frecuentar el hipódromo a principios de los años 70, quise ser
propietario", cuenta
Félix Sanz con nostalgia: "Mi amigo Jesús Mejía y yo íbamos a las carreras desde 1969. Recuerdo un
viaje maravilloso a San Sebastián para ver ganar a Chacal la Copa
de Oro". Tuvo que esperar casi dos décadas para cumplir su sueño. En 1990
Guadiloba estrenó la chaquetilla de
la cuadra y Balira le dio la primera
victoria un año después "Era su
debut. Lo disfruté con toda mi familia y eso me animó seguir. En aquella época
me apoyaba en Mario Julio Pérez para
comprar yearlings. Después, ya con José
Luis de Salas, tuve a Kathlen, que
ganó el Kutxa y el Benítez de Lugo.
Con ella empecé como criador. Nos dio cuatro hembras muy divertidas, entre
ellas Kantia, ganadora de diez
carreras con el gran Mauri Délcher de entrenador”.
Cuando el
hipódromo de La Zarzuela cerró, Sanz
redujo la cabaña y se trasladó con Mauri
Délcher a Lasarte. Durante esa época, tuvo tres magníficos corredores: King Cobra, doble laureado en listed; Jacira y Fol Parade, ambos ganadores de la Copa de Oro: "Con Jacira viví una
experiencia fantástica. Había sido segunda de Grupo 3 en Italia y Mauri se animó a correr en Kentucky la
preparatoria de la
Breeder's Cup. Era muy generosa en el esfuerzo, pero allí
todo era nuevo para ella y se quedó en los cajones de salida con el
palafrenero. Iba muy descolgada, pero en la curva ya estaba en cabeza y parecía
que ganaba; a falta de 200
metros, le dieron un meneo y su jockey bajó los brazos.
Nos equivocamos. La tenía que haber montado Jorge Horcajada. El trato fue fantástico y, al volver a Madrid, nos
encontramos con unos regalos enviados por el hipódromo de Kentucky por
participar. Esos detalles hacia nosotros como propietarios son un contraste
tremendo con respecto al trato que recibimos aquí, en nuestro país”.
LUCES Y
SOMBRAS.
Más allá
de los éxitos de sus caballos, Félix
Sanz ha jugado un papel relevante en la política del turf. Presidente de la Agrupación de
Propietarios desde 1994, se enfrentó a Enrique
Sarasola antes del cierre del hipódromo: "Enrique cambió los
estatutos de Fomento para tomar el control. A los propietarios no nos pagaban
los premios desde hacía más de dos años y nos revelamos. Organizamos la
temporada de primavera en Lasarte desde la AEPCC , pero al final no salió como esperábamos.
Fue un desastre por culpa de la desunión". Allí arrancó la travesía
del desierto, una década de penuria para el turf en España que, sin embargo,
recuerda con cariño: "Nos quedamos
pocos, pero luchamos para conseguir la reapertura de La Zarzuela. Tuvimos que
pelear con políticos e instituciones, pero al final lo conseguimos. Fue la
época de mayor unión entre los diferentes colectivos. Gracias a la actividad
que mantuvimos -junto a Antonio Picado,
Leopoldo Michelena, Javier Aznar, Ignacio Ferrer, Ovidio
Rodríguez, Román Martin, los
Imaz, los Délcher y algunos
otros- el turf sobrevivió".
La
reapertura del hipódromo coincidió con su desencuentro con los socios que le
habían apoyado para hacerse con la explotación del Haras de Ulzama: "Se aliaron contra mí. Pensaban que
iban a hacer negocio con la reapertura del hipódromo y acabé perdiendo el control
de la yeguada. Me llevé 60 yeguas, sus productos y los sementales que tenía a
Torre Duero. Ulzama fue la mayor decepción que he vivido en el mundo de las
carreras. Nunca he estado en esto por dinero".
DE
BALDORIA A ZULOAGA.
Baldoria bate a Adrianus y Johanie Cara en el Gran Premio de Madrid. Paddock-News |
En 2005 Baldoria ganó el primer Gran Premio de
Madrid de la nueva era. Fue uno de los días más felices que recuerda: "Venía última, sin sitio, pero hizo una
recta fantástica. Horcajada estuvo
muy valiente y los dribló a todos. Lo celebramos por todo lo alto. Era una
yegua fantástica. Tenía problemas de ovarios y se descolgaba en los recorridos,
pero remate final era de Grupo 1.”
Su otro
gran caballo de la última década ha sido Equiano:
"Lo compramos de foal y lo recriamos
en la yeguada Henares. Tenía poca distancia pero mucha calidad. Fue segundo de
Grupo 2 en Francia y llegaron algunas ofertas. Mis negocios inmobiliarios
empezaban a ir mal y, una semana antes de correr en Ascot el King's Stand, me
ofrecieron 450.000 euros. Los acepté. Vi por televisión, con un sabor muy
agridulce, cómo Equiano ganaba la
carrera. Si al menos llego a quedarme con la mitad, me habría animado a estar
en esto toda la vida. Ahora está cubriendo 250 yeguas al año a razón de 8.000
euros". Poco después tuvo que recurrir de nuevo a la bola de cristal,
cuando Bottega -que de yearling
había costado 60.000 euros- ganó un listed en Francia: "Me ofrecieron 350.000 euros, pero esta vez rechacé la oferta. Volví
a equivocarme. Pensaba que tenía un caballo de Grupo, pero a tres años no
rindió al mismo nivel". La mala suerte le ha acompañado desde entonces.
Fol Parade, Duruelo (yearling de
90.000 euros), Kizas, Krilim, Solita y Victory
sufrieron graves lesiones, igual que Newango
y Festeiro (ambos de la cuadra El
Negredo, de la que es copropietario) y comenzó a reducir efectivos: "Ahora, aparte de Zuloaga, tengo a Multazem,
Fol Parade, cuatro yeguas de cría y
algunos foals y yearlings. Ya no disfruto del turf como antes.”
Equiano, uno de los mejores velocistas que ha pisado el verde de La Zarzuela. CortaCabeza.wordpress |
Con la
situación actual es crítico y pesimista: "La
Sociedad de Fomento siempre ha sido un mal gestor. No supo aprovechar el momento
-años 70 y 80- para difundir el turf en España, como hicieron otros países,
antes de que llegasen otros juegos. Debería transformarse o desaparecer. Aún
estamos viviendo del impulso de la reapertura. Lo que tenemos se lo debemos a Gregorio Máñez, que consiguió convenios
con SEPI y LAE, subvenciones para la cría y el apoyo de RTVE a través de
Teledeporte. Fue un gran gestor sin el debido reconocimiento. La gestión de Mariano Casado fue un desastre. Faina Zurita no lo tiene fácil. Ha
generado muchos menos ingresos y no ha reducido gastos; tampoco ha cumplido sus
promesas, aunque sí ha mejorado el programa deportivo. Hay una gran crisis de
propietarios y no creo que las apuestas exteriores sencillas vayan a ser el
motor del turf por mucho que inviertan en publicidad. He disfrutado mucho como
aficionado y propietario, pero siento que mis esfuerzos para reflotar el turf
en España y hacer que perdure no han servido para nada".
Octubre de 2014 (publicado en A Galopar)
Carlos Guiñales
Aunque han pasado más de seis meses desde entonces, recuerdo muy bien la charla que mantuve con Félix Sanz. Hablamos de caballos durante más de dos horas pero podíamos haberlo hecho sin descanso durante dos días. ¿Qué difícil es, por cierto, resumir en poco más de mil palabras cinco décadas de turf vivido con tan extraordinaria intensidad? Sanz reivindicaba la labor de quienes pelearon con ahínco hasta conseguir la reapertura del hipódromo y destacaba la gestión de Máñez, una persona -insistía- "no muy reconocida, especialmente porque era un hombre de la administración socialista en un mundo, el turf, tradicionalmente de derechas". Las palabras que cierran el reportaje y el título elegido, "El desencanto", podían parecer entonces demasiado tristes pero, leídas hoy, adquieren un extraño cariz premonitorio.
Baldoria murió poco después de la publicación del reportaje pero, sobre todo, nadie podía presagiar en aquel momento que el turf se dirigía hacia un inminente callejón sin salida, quedando atrapado en una especie de laberinto macabro cuyos caminos parecen conducir al mismo lugar de partida una y otra vez. A ese desencanto que muchos aficionandos -y, sin duda, muchos propietarios- compartimos ahora con Sanz, hay que sumar la angustia que sufren aquellos que viven de las carreras, especialmente los más débiles: mozos, herradores y trabajadores del hipódromo, esos que nunca salen en la foto.
Baldoria murió poco después de la publicación del reportaje pero, sobre todo, nadie podía presagiar en aquel momento que el turf se dirigía hacia un inminente callejón sin salida, quedando atrapado en una especie de laberinto macabro cuyos caminos parecen conducir al mismo lugar de partida una y otra vez. A ese desencanto que muchos aficionandos -y, sin duda, muchos propietarios- compartimos ahora con Sanz, hay que sumar la angustia que sufren aquellos que viven de las carreras, especialmente los más débiles: mozos, herradores y trabajadores del hipódromo, esos que nunca salen en la foto.
No conozco a fondo algunos detalles del conflicto, pero siempre he tenido alergia a las trincheras y no creo en la teoría del único culpable. Si algo me parece obvio es que el turf español ha sido víctima de una "tormenta perfecta" creada por el encadenamiento -y con diferentes grados de responsabilidad- de varios factores de riesgo: un órgano regulador obsoleto (Sociedad de Fomento), dirigentes inexpertos que toman la senda equivocada (Hipódromo de La Zarzuela), un entorno poco favorable y con tendencia a escurrir el bulto (Federación Hípica, CSD, LAE, SEPI, Ministerios de Hacienda y Cultura) y un sector colectivo (profesionales, propietarios, criadores) sin la cohesión, unidad y fuerza suficientes para impedir la suspensión de las carreras. Como periodista, también lamento el escaso eco que ha tenido la crisis en los medios de comunicación de información general. Y otra cosa: ¿Alguno de los candidatos a la Alcaldía o a la Comunidad de Madrid tiene previsto acercarse por el hipódromo de La Zarzuela aprovechando la campaña electoral? Me temo que no.
En fin. Solo espero que el desencanto no dure siempre.
Mayo de 2015
En fin. Solo espero que el desencanto no dure siempre.
Mayo de 2015
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