Iván Borrego
Iván Borrego, volver para quedarse
La trayectoria como jockey de Iván Borrego se ha visto truncada en
varias ocasiones. En 2004, cuando era una de las fustas más preciadas del turf
español, dejó de montar por sus problemas con la báscula y la sequía de las
carreras. A finales de 2013, después de perder casi 30 kilos para volver a montar
–y volver a ganar-, sufrió una caída con Mancala
que le apartó de nuevo de las carreras. Su tercer regreso, en la primavera de
2014, concluyó en otoño con la frustración que supuso para tantos profesionales
el cierre de los hipódromos. Si algo pide ahora Iván Borrego es continuidad, poder montar cada domingo para
demostrar que conserva todo su talento.
HIJO DE JOSÉ ANTONIO, DISCÍPULO
DE CALLE
Debía ser tan pequeño que no
recuerda la primera vez que se subió a un caballo, pero calcula que con 10 u 11
años ya frecuentaba la añorada -y hoy más necesaria que nunca- escuela de aprendices.
Su padre es José Antonio Borrego, que
montó a My Mourne en el Arco del
Triunfo y era conocido por llevar a los caballos relajados –cuando no
directamente descolgados- durante el recorrido para sorprender a última hora.
De modo que su mejor maestro estaba en su propia casa. El resto lo aprendió
escuchando y observando a Mauri Délcher
y Santiago Calle: “Mi padre me transmitió su tranquilidad y
siempre me han gustado ese tipo de carreras en espera; me encantaba, por
ejemplo montar a Kaliban des Epeire,
al que siempre había que llevar muy atrás, a su aire. Pero por las mañanas también
me fijaba mucho en Santiago Calle,
que para mí era un genio, con un don muy especial; y a Olivier Peslier le he admirado siempre entre los jinetes
extranjeros”.
Como todo el clan Borrego (del que forman parte sus
primos José Manuel y los gemelos, José Luis y Matías, un poco mayores que él), Iván debutó en carreras con apenas 14 o 15 años, edad a la que
logró su primer triunfo con Phantastica
en Lasarte en 1995. Fue precisamente allí, en San Sebastián, donde creció como
jockey para convertirse en uno de las referencias de nuestro turf. Ganó el
Gobierno Vasco (Kantia), el Kutxa (Kantia y Jacira) y el Critérium Internacional (Bangwelu): “Jacira era muy galopadora pero Kantia era todavía mejor. Le sobraba
temperamento pero tenía mucha clase, un gran cambio de ritmo. En San Sebastián
era imbatible. Tuve la suerte de trabajar con Mauri Délcher y de debutar a Suances,
el mejor caballo que he montado en mi vida. Gané con él en Lasarte pero
entonces era difícil imaginar hasta dónde iba a llegar después”.
LA BÁSCULA
Iván Borrego mide 1’78 metros y siempre ha intentado montar a 55
kilos, pero en el otoño de 2004 no pudo más y anunció su retirada: “No había continuidad en las carreras, solo
teníamos la temporada de verano en Lasarte y me costaba mucho mantener el peso.
Me faltaba motivación para cuidarme como debía. Dejé de montar en carreras y
engordé rápidamente. Llegué a pesar más de 80 kilos, pero seguí trabajando con
mi padre y después con Paquito Rodríguez
como primer mozo, y nunca dejé de montar en los galopes”.
Su regreso en la primavera de
2013, casi nueve años después de la retirada, sorprendió a muchos, pero Iván llevaba tiempo meditándolo: “Decidí empezar a perder peso para sentirme físicamente
mejor y, poco a poco, fui viendo que igual podía volver a montar en carreras. José Lopera fue el que más me animó y,
al final, acabe reapareciendo con un caballo suyo, Longueiron, y en verano gané dos carreras con Luisianna. Lo curioso es que ahora me cuesta mucho menos mantener
el peso que entonces. Como con moderación pero no me privo de nada. Hago
bastante ejercicio pero nada de sauna”.
Fue un regreso entorpecido por la
fea caída, en plena carrera, que sufrió sobre Mancala en otoño. Se rompió una mano y durante cuatro meses no pudo
subirse a un caballo: “Y después, cuando
empezaba a montar de nuevo con regularidad, llegó el cierre y tuve que estar
parado otros ocho meses. No he tenido suerte. Un jockey lo que necesita es continuidad
y hasta ahora me ha faltado”.
GANG OF TEN
Su victoriosa monta sobre Gang of Ten en el Kutxa nos recordó al
mejor Iván Borrego, el jinete
paciente capaz de llevar a la victoria a una yegua díscola, el discípulo de Santiago Calle, el hijo de José Antonio Borrego, capaz de pasar de
último a primero con pasmosa facilidad: “Me
hizo mucha ilusión porque fue en Lasarte y a Gang of Ten la monto todas las mañanas y nos conocemos muy bien. De
cajones sé que sale mal, así que la dejé detrás para que fuese tranquila y en
la recta nos colamos por dentro. Si tuviese menos temperamento, sería buenísima”.
Hace unos días también nos sorprendió colocando a Checo en la gemela del Memorial Duque de Toledo: “Aunque no suelo montarlo, sé que galopa
mucho por las mañanas, aunque ha tenido sus problemas de salud. Sabíamos que
correría bien pero no tanto. Al que monto siempre es a Madrileño. Creo que es el mejor caballo de la cuadra, aunque todavía
es un poquito caliente y seguro que el año que viene mejora. De los potros me
gustan Argüero y Parsifal, un hijo de Rip Van Winkle que va a ser muy bueno.
Y tenemos potras que van a ser de grandes premios, como Boston Charm, Bruneta o Noctalia”.
Iván Borrego confiesa que algún día le gustaría convertirse en
preparador, como su padre, aunque ese futuro todavía lo ve muy lejano: “Ahora lo que quiero es seguir montando. Si
el hipódromo tira hacia adelante, creo que me quedan bastantes años de jockey.
En carreras los lotes son reducidos y es difícil montar. Hay muchos
propietarios nuevos que no me conocían cuando yo ganaba y son reticentes a
darme montas, pero es normal. Guillermo
me está dando bastantes oportunidades y, en general, me están saliendo las
cosas bien”.
Con el turf español más necesitado
de jockeys que nunca y tras varios regresos intermitentes, parece haber llegado
la consolidación definitiva de Iván
Borrego. Motivación, al menos, le sobra.
Octubre de 2015 (publicado en A Galopar)
Carlos Guiñales
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