Bienvenido Moreno



Bienvenido Moreno, soñando con el Gran Premio

Imagen: www.jockyesrooom.com
Bienvenido MorenoBienve, como le conoce todo el paddock desde hace décadas- dejó de montar hace casi seis años, pero todavía aparenta el físico de un jockey en su mejor forma. Mantiene un peso de 49 kilos y monta cada mañana a los cinco caballos que prepara en La Zarzuela. Uno de ellos le quita especialmente el sueño. Se llama My Sweet Lord y espera disputar con él todo un Gran Premio de Madrid.

MANOLA Y EL VILLAMEJOR

Bienve descubrió el hipódromo con once años, animado por sus tres hermanos mayores, que  aprendieron el oficio con la familia CecaEmilio y su hijo Juan Jesús- y se hicieron mozos. Uno de ellos, Marino, llegó a ser jockey profesional y a ganar un buen número de carreras en liso y obstáculos, pero al final fue el benjamín del clan quien tuvo una carrera más exitosa en las pistas. Han pasado casi 40 años desde su debut como aprendiz: “Fue con una yegua de Javi Galdeano cuyo nombre ahora no recuerdo. Lo que nunca olvidaré son mis dos primeras victorias porque fueron en el mismo día. Gané con Super Blue y Cid. Imagínate lo que suponía para un aprendiz recién llegado ganar dos carreras en una sola jornada”. Fue en octubre de 1978 y ambos caballos ganaron, por cierto, con 41 kilos. 

Como él siempre fue un peso pluma y en aquella época los aprendices no perdían el descargo hasta las 50 victorias, se convirtió en un asiduo a los hándicaps; hasta que Manola, la inolvidable yegua de Oliva-Sanz que había causado impresión a dos años, se cruzó en su camino en el verano de su campaña clásica, en 1983: “La monté en la Copa de Oro y fuimos segundos. Volví a montarla en el Gran Premio de San Sebastián, que se disputó en Madrid porque las lluvias habían inundado Lasarte, y volvimos a ser segundos, esta vez detrás de Carudel, que montaba a Balada. El comentario entonces fue que yo me había tragado la carrera. Era todavía muy joven y todo eso fue bastante traumático, pero me recuperé, pude volver a montarla en el Villamejor y ganamos. Aquella victoria me hizo mucha ilusión porque me quité la espina que tenía clavada con Manola”. 

La hija de Brabant, una potra que dejó huella en el hipódromo a pesar de su breve paso por las pistas, demostró que aquel jockey liviano también era capaz de ganar grandes premios. Volvió a hacerlo con Al Melody, de Leopoldo Michelena, en el Blasco de 1993: “Parecía muy difícil que un dos años pudiese ganar a los viejos, pero lo logramos. Como jockey creo que siempre he tenido buenas manos para los caballos difíciles y un gran sentido del paso. Gracias a eso muchas carreras las he ganado en punta”.

LA TRANSICIÓN

Bienvenido Moreno calcula que ha logrado unas 260 victorias como jockey. La última fue con Ketrea en Mijas en el verano de 2009, pero todavía siguió montando hasta finales del año siguiente. Fueron 15 meses de sequía. Tenía 47 años y dijo basta: “Aquel día fue 2º con Lady Audrey y vi que ya no tenía el feeling suficiente para seguir montando en carreras. Me bajé de la yegua, entré en el cuarto de jockeys y les dije a mis compañeros: chicos, hoy es mi día. Ha llegado el momento de dejarlo”.

Lady Audrey pertenecía a la cuadra Cabo Mayor, propiedad de su amigo Carlos Serrano, la persona que le había aconsejado hacerse preparador muchos años antes: “A él le debo estar aquí. Fue quien me animó a dar el paso y siempre que ha tenido caballos me los ha confiado”. El primero, en el año 2000, se llamaba Fremore; y después llegaron, entre otros, Garellano, Pietro y Douzieme Ciel, caballos de hándicap con los que ha intentado ganarse la vida desde entonces, siempre con pocos ejemplares en los boxes. Uno de los mejores fue Zaid, con el que ganó tres carreras en España: “Aquí siempre ha habido grandes entrenadores –Luis Maroto, Ángel Penna, Juanje Ceca, Miguel Alonso, los Délcher- y de todos he aprovechado cosas. Para mí es muy importante la alimentación de los caballos. El entrenamiento es sencillo. Hay que entretener a los caballos todos los días y exigirles más cuando vayan a correr para que sepan que ha llegado la hora del máximo esfuerzo”.
 
ENTRE ESPAÑA Y FRANCIA

Su amigo Carlos Serrano es también el propietario de My Sweet Lord, uno de los cinco caballos que Bienvenido Moreno entrena en la actualidad en el hipódromo de La Zarzuela. Los otros son Santa Helena, que ya ha disputado esta primavera dos carreras sin mucho éxito; Glen Echo, que es de su propiedad; y dos potros de dos años, hijos respectivos  de Manduro y Tamayuz, pertenecientes a la cuadra Bering: “Los potros están domándose, pero pronto se marcharán a París y ya nada tendré que ver con ellos. Glen Echo es un caballo francés que ha sido segundo dos veces en su país y es allí donde tiene que rentabilizarse. Igual que My Sweet Lord. Los dos correrán en Francia a finales de abril. Allí las pistas son distintas y mejoran mucho su rendimiento. Ahora es duro tener que hacer viajes de 2.500 kilómetros con los caballos, pero los veranos me gusta pasarlos en Chantilly”.

"My Sweet Lord", matriculado en el Gran Premio de Madrid, ganó por fin una Quinté. Imagen: Paris Turf


Bienve no oculta su devoción por My Sweet Lord, que fue 5º del Villamejor en 2012 y ha logrado dos triunfos en Francia, donde tiene un valor 35’5: “Es un caballo grande con una fortaleza tremenda. Se ha colocado siete veces en Tiercés, algo muy difícil de conseguir, y creo que este año, con la dureza que tiene y su gran corazón, acabará ganando una Tiercé. Ya tiene siete años pero todavía le queda mucho gas. También está matriculado en el Gran Premio de Madrid y, dependiendo de cómo lo haga en Francia, correrá o no”.

A pesar de contar con tan pocos mimbres, asegura estar ilusionado: “A veces me tira volver a montar, pero ya pasé página. Mi futuro está como entrenador y espero tener más caballos pronto. ¿Mi mayor ilusión? Sería ganar el Gran Premio de Madrid. Creo que ése es el sueño de cualquier preparador español. Y con My Sweet Lord vamos a intentarlo. Es un caballo especial. Está conmigo desde que tenía dos años, le hablas y hasta parece que te entiende. Eso es lo que más me emociona de los caballos: todo lo que ellos pueden llegar a darte”.

Marzo de 2016 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales



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